lunes, 14 de marzo de 2016
La leyenda de John Babbacombe Lee - Artículos
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Hay personas a las que la muerte persigue pero parece no poder darles alcance, tal es el caso de John Lyne, el hombre más “gafe” del mundo, o de Roy Sullivan, el pararrayos humano. El caso que nos ocupa en este artículo es el de John Babbacombe Lee, ahorcado tres veces sin resultado. ¿Justicia divina o un cúmulo de casualidades?
Intentaron ahorcarlo 3 veces sin resultado: La leyenda de John Babbacombe Lee
John Henry George Lee, que fue más conocido como John Babbacombe Lee, nació en Devon, Inglaterra en 1864. Se alistó en la Royal Navy y fue condenado por robo. Más tarde entró como empleado en casa de Emma Keyse en un lugar llamado Babbacombe Bay cerca de Torquay también en Devon. En su primera juventud ya había trabajado en casa de esta mujer como lacayo. Fue condenado por el asesinato de su jefa que se produjo el 15 de noviembre de 1884. La mujer murió con la cabeza aplastada, al parecer por un hacha, y degollada. El único varón que habitaba la vivienda en ese momento era John, y si a esto unimos sus antecedentes penales, tenemos al culpable perfecto.
Babbacombe Lee siempre dijo que era inocente e incluso acusó al amante de su hermana Elisabeth, que trabajaba de cocinera en la misma casa. Nadie le hizo caso y fue llevado a juicio acusado de asesinato. Aunque las pruebas eran completamente circunstanciales –un corte en el brazo y el hecho de ser el único hombre de la casa-, se le condenó a muerte. El juez, ante la inmutabilidad de John Babbacombe durante el juicio, lo interrogó y él le contestó:
“LA RAZÓN POR LA QUE ESTOY TAN TRANQUILO ES QUE YO CONFÍO EN EL SEÑOR Y ÉL SABE QUE SOY INOCENTE.”
Aquí arranca la leyenda de John Baabacombe Lee. Condenado a la horca, el 23 de febrero de 1885, se ejecuta la sentencia. El verdugo realiza las pruebas de rigor y todo parece funcionar correctamente. Se le pone la soga al cuello y se acciona la palanca de la trampilla. NADA. La compuerta no se abre. Se vuelve a comprobar el funcionamiento, y es correcto. Se repite el proceso por segunda vez. NADA. La trampilla no se abre. El verdugo vuelve a comprobar el mecanismo. Cuando John no está en la horca, ésta parece funcionar perfectamente. Tercer intento. Vuelven a accionar la apertura de la trampilla y NO se mueve de su lugar. El Juez decide suspender la ejecución y pedir la conmutación de la pena de muerte por la de trabajos forzados. Fue conocido como “el hombre al que no podían colgar”.
El ministro de justicia concedió la gracia y John Babbacombe Lee pasó en la cárcel 22 años. Cuando salió de la misma se sabe que se casó, tuvo hijos y luego huyó con su amante; recorrió varios países viviendo de explicar su historia y tras perdérsele la pista parece que murió en 1945 en Milwaukee, Estados Unidos.
Es inevitable preguntar ¿Por qué no se habría la trampilla de la horca?...
En la época se habló de brujería; corrió el rumor de que en la familia de John había unas poderosas brujas que hechizaron el cadalso impidiendo que se abriera. También se dijo que Babbacombe había hecho un pacto con el diablo o que Dios había impedido que se colgara a un inocente. Nadie sabe en realidad del por qué no funcionó, ni siquiera si era realmente culpable. ¿Justicia divina? ¿Casualidad?
FUENTE: supercurioso.com (por Carmen A. Barenys)
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