lunes, 23 de mayo de 2016
Mi abuelo lo sabía - Historias de terror y Creepypastas
lunes, mayo 23, 2016
estebanlc_rock
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Todo comenzó cuando mi abuelo se mudó a nuestra casa, aquel día dijo unas palabras que aún hoy no logro olvidar “Siento a la muerte muy cerca, pero estando aquí incluso la puedo ver”. En ese momento no le di mucha importancia, pensé que era una forma de quejarse por haberlo obligado a vivir con nosotros. Siempre le había gustado la soledad y no quería dejar la casa dónde paso sus mejores años.
Mis padres decidieron que compartiría mi recamara con él, acepte sin protestar y colocaron su cama junto a la mía separadas apenas por una pequeña mesita de luz.
Al ser la primera vez que dormía con alguien me sentía un poco incomodo, así que tuve que batallar bastante para conciliar el sueño. Justo cuando lo estaba por conseguir un quejido me asusto y encendí inmediatamente la lampara creyendo que había sido mi querido familiar. Él dormía profundamente por lo que apague la luz y me acomodé entre las sabanas. Al cabo de unos minutos volví a escuchar el quejido aunque esta vez fue más largo y me provocó escalofríos. Estaba determinado a no reaccionar sin estar seguro de lo que ocurría por lo que no hice absolutamente nada. Ni cuenta me di cuándo el sueño me inundó.
La noche siguiente fue peor, al gemido lo acompañaba la impresión de que alguien jalaba suavemente la sábana de mi cama, específicamente de la parte de los pies. Al encender la luz no vi más nada que la absoluta tranquilidad imponente de cualquier cuarto por la madrugada. Sin más intenté descansar y dejar de pensar en cosas absurdas.
No obstante todo cambio la tercer noche, ya ni siquiera podía dormir de lo aterrado que estaba. Luego de un rato de esperar y esperar me convencí de que ya había acabado el tormento, accione el interruptor de la luz para apagarla y me acurruque en las almohadas. Aquel siniestro lamento regreso agregándose la sensación de alguien subiendo por mis piernas. No era mucho el peso pero percibí la forma de una persona, quería gritar pero no salia nada de mi boca, estiré la mano sobre la mesita de noche para despertar a mi abuelo pero el velador parecía no acabar nunca. No podía alcanzarlo, y cuando advertí unas manos muy delgadas por mi abdomen no se cómo saque fuerzas para salir corriendo a la recamara de mis padres, les conté todo y supongo que al ver mi cara supieron que no iba en broma. Acto seguido me acompañaron a mi cuarto donde lo único que encontramos fue el cadáver de mi abuelo, había muerto esa misma noche.
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