miércoles, 22 de febrero de 2017

El Hospital Psiquiátrico de Trenton - Articulos y Lugares misteriosos



Lo que fue concebido como un sitio agradable para acoger a quienes sufrían trastornos mentales durante el siglo XIX, se convertiría en una casa del terror para sus pacientes con la posterior llegada de un doctor de ideas obsesivas y convencido de la utilidad de prácticas brutales para mejorar la salud mental.



El campus del Hospital Psiquiátrico de Trenton está compuesto por un edificio de ladrillos que hoy se encuentra en ruinas. Se ubica escondido detrás de la actual ciudad de Nueva Jersey.

Debido a que su deteriorada estructura está al punto del colapso, se decidió prohibir el acceso a este siniestro lugar. Aunque ello no impide que su figura sirva como un recordatorio implacable de un pasado inquietante que muchos preferirían olvidar.

El “Asilo de Lunáticos” (como suelen llamarlo), fue fundado en 1848 por la defensora de la salud mental Dorothea Lynde Dix. Este sitio se convirtió en la primera institución pública en emplear el Plan Kirkbride, que promovió la privacidad de los pacientes y un ambiente acogedor, naturalmente iluminado, muy diferente a lo que se vivía en otras instituciones.

En 1907, Henry Cotton asumió como director médico del hospital iniciando su gestión con programas de terapia ocupacional y eliminando las restricciones mecánicas que eran ampliamente utilizadas para someter a los pacientes.

Lamentablemente, el punto de vista de Cotton sobre los enfermos y la salud mental pronto transformó al establecimiento en un hospital de horrores. El doctor no tan bueno como parecía, creía firmemente que las infecciones eran la causa de todos los trastornos mentales y basándose en esa teoría, empleó la cirugía como forma de tratamiento.

Convirtió en una practica rutinaria mutilar a los pacientes del hospital; arrancarles los dientes, vesículas biliares, estómagos, colon, testículos y ovarios.

Según los informes, Cotton prestaba especial atención al lado derecho del intestino grueso ya que creía que tal zona era la fuente de los “impulsos depravados”.

Henry afirmó haber logrado tasas de curación cercanas al 90% durante su permanencia, pero su número de muertes fue espeluznantemente alto. Y lo que es peor, la mayoría de sus víctimas fueron arrastradas contra su voluntad a la sala de operaciones, siendo plenamente conscientes de lo que el doctor planeaba hacerles.

Luego de su muerte en 1933, el legado de sus sádicas prácticas continuaron vigentes bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Por suerte, pasados los años, el Hospital Psiquiátrico de Trenton prescindió de sus métodos brutales. Consecuentemente fueron abandonándose ciertas alas del complejo, hasta quedar como lo que hoy se puede ver: un edificio con una historia terrible de abusos y prácticas macabras.



FUENTE: supercurioso.com (por Meryoli Arias)

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