martes, 2 de agosto de 2016
La fanática de Hello Kitty - Historias de terror
martes, agosto 02, 2016
estebanlc_rock
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Hace no mucho tiempo vivía una chica que era una absoluta fan de Hello Kitty. Tenía la más increíble colección de merchandising de la simpática gatita y su habitación parecía más un museo que el cuarto de una niña de su edad. Era un chica tímida y muy reservada, su extraña afición la puso en el punto de mira de un grupo de adolescentes indeseables que había en su escuela.
Este era un grupo de delincuentes juveniles que se divertían golpeando, robando y humillando al resto de las muchachas, pero en su caso el acoso era continuo y diario. Sabían que ella nunca diría nada ni a sus padres ni a los profesores, y eran lo suficientemente listas como para pegarle en lugares en los que no quedara marca o simplemente no estuviesen expuestos ante la mirada de la gente. Tan continuo fue el hostigamiento, que acabó acostumbrándose e inmediatamente cuando comenzaban a molestarla suprimía el dolor pensando en su adorada Hello Kitty. En sus fantasías recorría un idílico mundo donde nada ni nadie podía dañarla, y de esta forma lograba pasar la jornada escolar día a día, ignorando el tormento y la humillación.
Las abusadoras vieron cómo los llantos y quejidos se convirtieron en una cara inexpresiva. Y lo que más las inquietaba: aquellos ojos que parecían los de un muerto, vacíos e indiferentes a las palizas que recibía.
La líder comenzó a darse cuenta de que su comportamiento conseguía rebajar su supremacía ante la mirada del grupo, que notaba como era incapaz de doblegarla. La chica no se resistía, no luchaba, no lloraba, era como si simplemente la ignorara. Pero lo que era aún peor… ¡Le daba miedo!.
No sabía el porqué, pero esos ojos inexpresivos con los que la miraba cuando la afligía, simplemente le helaban la sangre. Un día decidió acabar con el problema y organizó a su banda para seguir a la inocente joven hasta su casa. Aprovechando que sus padres llegaban tarde del trabajo, pretendían infligirle tanto dolor que temblara cada vez que se acercaran a ella. Sabía que eso no lo podía hacer en la escuela o en la calle porque siempre podría haber alguien que las delatara.
La chica al llegar a su casa lo primero que hizo fue ponerse uno de sus pijamas favoritos de Hello Kitty, como cualquier día normal. No habían transcurrido ni dos minutos cuando el timbre de la puerta sonó. Sin pensarlo la abrió y, antes de que pudiera reaccionar, dos muchachas de la banda ya la tenían inmovilizada por los brazos. Un momento después la líder entró con una risa burlona.
-¿No te han enseñado a preguntar antes de abrir la puerta? – Sin mediar una palabra más la golpeó con todas sus fuerzas en el estómago, dejándola sin aire y doblada de rodillas en el recibidor de su casa.
Las delincuentes ingresaron y cerraron la puerta asegurándose de que nadie las hubiera visto. Arrastrándola la subieron hasta su habitación y comenzaron a burlarse de su colección mientras destrozaban una por una sus figuras, sábanas o cualquier otro objeto con el logo de Hello Kitty.
Pero la chica ya se había evadido mentalmente. Sus ojos una vez más se habían vuelto inexpresivos y parecían ajenos a todo dolor o vejación.
Probaron apagarle cigarrillos en la pierna, cortarle repetidas veces la piel, saltar sobre ella… pero todo parecía inútil. Esos ojos fijos, como perdidos, empezaron a atemorizar a todo el grupo y algunas de ellas comenzaron a decir que era mejor retirarse, ya que alguien podía llegar o cualquier otra excusa para ocultar la realidad, ¡Se morían de miedo!.
La líder no podía dejar las cosas así y decidió acabar de una vez por todas con el problema.
-¿Sabes qué fue lo que dijo Hello Kitty? – le susurró mientras metía una mano en el bolsillo.
La victima por supuesto no contestó y continuó allí inmersa en su mundo de fantasía.
– No puede decir nada ¡¡¡Porque no tiene boca!!! agregó – y de repente sacó una navaja con la que comenzó a arrancar los labios de la pobre chica. Su pijama, sábanas y habitación quedaron manchados de sangre.
Contra todo pronóstico la fanática ni se inmutó, siguió mirándola con esos ojos carentes de vida.
Completamente asustada, la líder comenzó a apuñalarla en el pecho, clavándole incontables veces la navaja hasta que murió escupiendo sangre y con los pulmones totalmente perforados.
Las demás integrantes de la banda salieron corriendo, ya todo se había ido de las manos, de ninguna manera hubiesen querido asesinarla. De todas formas se habían convertido en cómplices y sabían que todas ellas podían ser juzgadas. Para ocultar las pruebas la líder prendió fuego la habitación y en pocos minutos la casa fue consumida en llamas.
A pesar de todo por más que corrieran, suplicaran clemencia o se ocultaran jamas podrían escaparse de lo hicieron. Por el contrario, sin saberlo, despertaron una sed de venganza que la seguidora de Hello Kitty no pudo cobrarse en vida, pero sí lo haría en la muerte y desde el más allá como un fantasma.
Las integrantes de aquel grupo empezaron a tener horribles pesadillas en las cuales podían ver los ojos inexpresivos de la joven asesinada mirándolas fijamente. Pero aquello no fue más que el principio.
Inexplicablemente las homicidas comenzaron a sentir como les costaba abrir la boca cada vez más, hasta que un día despertaron como si sus labios estuvieran sellados absolutamente: no podían hablar, no podían comer ni beber, y por más que intentaban forzar las mandíbulas, no eran capaces de despegarlas.
La líder fue la primera que sintió el efecto y la primera en darse cuenta al mirarse al espejo que su boca se difuminó hasta finalmente desaparecer, simulando al personaje ficticio de Hello Kitty, en el que no existe boca alguna. Por supuesto que nadie más aparte de ellas podía ver que su rostro no tenía boca. Era como si el fantasma jugara con su mente torturándolas.
Luego de un par de días las abusadoras apreciaron los síntomas de la deshidratación, producto del no poder beber. Tenían terribles dolores de cabeza y en sus delirios veían los ojos inexpresivos de la chica mirándolas detenidamente. Sufrían terribles golpes pero no podían gritar, y lo que era aún más inquietante, una especie de fuerza les impedía pedir ayuda. Poco a poco fueron sucumbiendo, rindiéndose al dolor y sus ojos fueron perdiendo brillo, perdiendo vida y volviéndose tan inexpresivos como los de la fanática a la que dieron muerte.
Cuando iban cediendo ante aquella fuerza sobrenatural que las sometía a su voluntad y las torturaba cruelmente su mente abandonaba su cuerpo y entraban en un coma irreversible. Los mecanismos de defensa de su psique las transportaba a un idílico lugar lleno de flores y pequeñas muñecas de hello kitty que jugaban y saltaban divirtiéndose. Era el mundo imaginario en el que la chica asesinada contenía su cordura y se evadía del dolor.
La líder de la banda fue la última en doblegarse y caer en un coma profundo. A los pocos segundos de llegar a aquel paradisíaco lugar, el cielo se oscureció y las decenas de Hello Kittys que jugaban distraídas se giraron hacía ella mirándola fijamente, con aquellos mismos ojos vacíos de la fallecida.
Había comenzado su verdadero sufrimiento, pues en este plano existencial no había como escapar del dolor y la fanática de la adorable gatita se aseguraría de que no cesara el calvario hasta que alguien las desconectara de las máquinas que las mantenían con vida en el mundo real, sería un coma profundo del que nunca despertarían.
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