martes, 24 de enero de 2017
Túneles secretos en la ciudad: ¿leyenda urbana o realidad? - Artículos
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Serían pasadizos ocultos subterráneos que intercomunican a la iglesia Catedral con la parroquia Santo Domingo y con el convento de Santa Rosa, entre otros puntos. Hay versiones que lo desmienten y otras que lo aseguran. La delgada línea entre la verdad y el mito sanjuanino.
Los misterios y las fantasías con lo esotérico que envuelven a la iglesia, en general, suelen ser siempre un disparador de historias o de leyendas y San Juan no es la excepción. Según cuentan versiones de antaño, existen túneles secretos ubicados bajo el centro de la ciudad Capital, más precisamente, en las inmediaciones de la iglesia Catedral. Quienes cargan varios años encima aseguran que aún existen y que, por alguna razón -vaya a saber cuál-, el clero niega su subsistencia.
El rigor de la historia indica que, durante la época colonial, este tipo de construcciones se solían poner en pie en las ciudades hispánicas para el traslado y el contrabando de mercadería, pues las leyes de exportación impuestas por la corona española la hacían la única beneficiaria. Ello sería la prueba principal de que en algún momento, en la provincia, hubo pasajes subterráneos. Así lo afirma el reconocido historiador Edgardo Mendoza: “Hay archivos nacionales de la Marina francesa y testimonios que lo ratifican. La presencia de túneles para el tráfico de mercancías era una constante en las urbes españolas. Científicamente, se sabe que desde California hasta Mendoza se edificaban estos trazados”.
Por su parte y como portavoz oficial de la iglesia, el padre a cargo de la Catedral -Rómulo Cámpora- asegura que los pasadizos sí existieron durante el mil ochocientos, pero que hoy no tiene la certeza de que aún estén. “Si me consta que hayan coexistido. Los jesuitas, que construyeron la primera Catedral, los utilizaban como un sistema de protección en tiempos de guerra. La gente se refugiaba en las iglesias y huía por esos caminos escondidos. Sin embargo, es imposible que hayan soportado tres terremotos importantes (1849, 1944 y 1977)”, asevera el cura.
Las conjeturas y especulaciones comenzaron, tal parece, cuando obreros que trabajaban en la demolición de la vieja catedral, tras el terremoto de 1944, encontraron cuerpos y restos fósiles, de los cuales muchos eran de bebés. A partir de ese momento, las versiones se multiplicaron y tomaron la forma que cada persona quiso a merced de su imaginación. Se llegó a decir hasta que los cuerpos eran el fruto no deseado de curas y monjas, lo que causó el enojo del entonces obispo Audino Rodríguez y Olmos que procedió a publicar una nota -archivada en el Boletín Oficial del Obispado de Cuyo- en repudio a las calumnias contra la iglesia.
Lo cierto es que aquellos cuerpos que fueron encontrados pertenecían a un antiguo cementerio, situado al costado de la vieja catedral. “En otra época, era una costumbre que se enterrasen difuntos bajo la iglesia. A veces eran familias de la comunidad cercanas a los manejos de la institución y, casi siempre, los sacerdotes que pasaron por la misma. Incluso en algunas iglesias de San Juan, los párrocos fueron enterrados en las entradas y en los atrios, como en el caso de Desamparados (Pérez Hernández) y Carpintería (Nazareno Sinagaglia)”, relata el padre Rómulo. Otras adaptaciones apuntaron, directamente, hacia los supuestos túneles, en los que -se decía- habían muerto personas.
Con el correr del tiempo, científicos e historiadores, algunos más escépticos que otros, contribuyeron a la causa de la incertidumbre y sumaron más presunciones al caso. Que sí que no, los supuestos jamás encontraron pruebas ni detractoras ni afirmativas. “Es probable que con tanta actividad sísmica, tan austera construcción no haya sobrevivido. Pero de lo que sí estoy seguro es que si se realizan estudios arqueológicos sofisticados, con seguridad se encontrarían partes o tramos de esos recorridos”, argumenta Mendoza.
En el recorrido por la cripta de la catedral, todas las paredes parecen ser completamente de concreto, sin dejar lugar a la duda. Sin embargo, una puerta cerrada es la que, justamente, abre la imaginación. El umbral que conecta al campanil con la cripta, mediante un pasaje -el único túnel, según Cámpora- se encuentra bajo llave. “Allí hay sólo un ‘pianito’ que maneja las campanas. Si hubo un túnel, alguna vez, es muy posible que ese sea el acceso”, infirió el encargado del lugar -Roberto Bustos- frente a la pregunta.
Otros empleados del lugar afirmaron que el acceso en cuestión fue sellado, por causas que se desconocen, y que la llave de ‘la puerta’ sólo está en manos de los superiores.
Desde personas que afirman haberlos visto hasta otras que rechazan la posibilidad, todo tuvo lugar. Investigaciones sin destinos, preguntas sin respuestas y libre albedrío. ¿Más humo en la humareda?
Hipótesis de los caminos subterráneos
La versión más firme de la red de túneles señala seis puntos interconectados, situados en el centro de la Capital y en un radio de siete cuadras, aproximadamente. Ellos son la Catedral, Santo Domingo, Santa Rosa, San Agustín, Santa Ana y San Pantaleón. Los tres primeros, ubicados en las inmediaciones conocidas y los tres últimos, en sectores que hoy ocupan un playón de estacionamiento, la galería Estornell y el Ministerio de Educación, respectivamente.
FUENTE: Extraído de web.tiempodesanjuan.com (por Luz Ochoa) Domingo, 17 de marzo de 2013
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