Manuel y Elisa eran un matrimonio que, buscando tranquilidad, se habían mudado cerca del pueblo que los había visto nacer, allí era donde se habían conocido. Deseando salir de la gran ciudad para enseñarles a sus 3 pequeños hijos lo que era vivir en el campo, compraron una cabaña que tenía mucho tiempo en venta a un precio muy bajo, algo que termino convenciendo a la pareja para que se animaran a realizar dicho gasto.
Dos de los hijos eran varones, contaban con 1 año de diferencia. Mientras que la niña varios años menor, siempre fue retraída. Sin embargo desde la llegada a su nuevo hogar, esa particularidad se incrementó mucho más. Además, por si fuera poco, se le sumó un extraño comportamiento: la pequeña se quedaba durante horas en una de las esquinas de su recamara arañando la madera, como si quisiera destruirla, cosa que lógicamente empezó a llamar la atención de sus hermanos y más tarde de sus padres.
La niña de no más de 6 años, repetía una y otra vez “ayúdame” por las noches y se ponía a rascar los tablones misteriosamente.
Decidieron cambiarla de habitación, y cuando parecía que todo volvía a la normalidad la descubrieron entrando al cuarto por la madrugada, donde realizó tal extraño hábito acompañado de la reiteración automática de aquella palabra otra vez.
Fue tanto el terror de los padres, que desesperados empezaron a investigar si había ocurrido algún acontecimiento insólito en esa cabaña, enterándose posteriormente por personas del pueblo cercano, que en aquel lugar un señor había reportado la desaparición de su hija. Por consiguiente se llevo a cabo la eventual búsqueda de su paradero y concluyó sin resultado alguno. Al paso de un tiempo el hombre fue hallado en el lago ahogado, creyéndose que había cometido suicidio a causa de la soledad y tristeza producida por la pérdida de su pequeña niña.
Al conocer aquel suceso el matrimonio, quitó las maderas que su hija arañaba incansablemente y encontraron lo que esperaban, el pequeño esqueleto de la niña perdida amarrada seguramente por el padre. Por lo visto nada era lo que parecía, el hombre había decidido acabar con su propia vida por escuchar los lamentos de su hija la cual mató sin saberse el motivo al día de la fecha.
Inmediatamente se comunicó del hallazgo a las autoridades rurales, y dieron por cerrado el caso que había quedado en el olvido hace varios años atrás, desde aquel día, la niña nunca más volvió a decir la palabra “ayúdame”.
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