miércoles, 30 de septiembre de 2015

El Libro Oscuro - Historias de terror



Ni yo mismo podría explicar qué me llevó a interesarme por el caso del profesor Hernando, aquel apacible erudito que un buen día (es un decir) salió a la calle con una pistola automática en la mano y empezó a disparar indiscriminadamente contra todos los viandantes que se ponían a su alcance. A pesar del tiempo transcurrido, los testigos aún palidecen al recordar cómo dos personas murieron y otras cuatro resultaron gravemente heridas antes de que el profesor fuera reducido por la policía. Seguramente, el número de víctimas mortales hubiera sido mucho mayor de no ser por la deficiente puntería de Hernando, pues no hay duda de que en todo momento disparó a matar. Teniendo en cuenta la naturaleza del agresor, que hasta entonces había sido un hombre de vida pacífica y retraída, se da por hecho que sufrió un súbito ataque de locura, aunque no todos los expertos que han examinado el caso concuerden con tal hipótesis.

También contribuyeron a sembrar dudas sobre su salud mental las extrañas e incoherentes palabras que escribió antes de suicidarse en su celda, pocos días después de la masacre: “Engañado por las falsas seducciones del Libro Oscuro, permití que la maldad entrara en mi alma, pensando que ella me abriría las puertas del Poder y del Conocimiento supremo. Pero nadie más volverá a caer en la trampa que me ha arrojado al Infierno, ahora el Libro reposa en el lugar que le corresponde, lugar de tinieblas y olvido, donde, como dice el profeta Isaías de la condenada Babilonia, los vampiros hallarán su refugio”.

Según creo, solo yo he intentado darle una interpretación coherente a esas enigmáticas líneas y lo cierto es que lo he conseguido sin demasiado esfuerzo. Por lo menos para mí, resultaba patente que se referían a cierto libro, que el profesor Hernando consideraba directamente relacionado con sus crímenes y que se hallaba oculto en algún lugar siniestro “donde los vampiros hallarán su refugio” (Isaías XXXIV, 14).

Sin duda, los vampiros son criaturas mitológicas, pero es normal asociarlos a los murciélagos, aunque tal relación se deba más a las películas de terror que a una tradición legendaria genuina. Entonces pensé en cierta caverna, situada en la ladera de una de las abruptas montañas que rodean la localidad donde vivía Hernando. Dicha caverna es famosa entre los naturalistas porque en su interior se halla una de las principales colonias de murciélagos de toda Europa… lo cual me pareció desde el principio un dato muy interesante. También vi revelador el hecho de que la cueva, pese a hallarse relativamente cerca de la villa, casi nunca reciba visitas, pues, además de ser un lugar realmente siniestro y de difícil acceso, los gases producidos por las deyecciones de los murciélagos hacen el ambiente casi irrespirable. Un buen lugar, sin duda, para ocultar algo.

Así, dispuesto a probar la veracidad de mis conjeturas, me hice con el equipo adecuado para una expedición espeleológica, me encaminé hacia la montaña donde se halla la caverna y penetré en aquel reino de tinieblas, donde, tras una larga y ardua búsqueda, encontré un paquete envuelto en tela impermeable.

Tras asegurarme de que aquel paquete contenía el objeto de mi búsqueda, retorné al mundo exterior y, tras un breve descanso, examiné con suma atención aquel viejo volumen de tapas negras y páginas amarillentas, que Hernando había llamado “el Libro Oscuro”. Al reconocer la verdadera identidad del libro, recibí una sorpresa tan grata como turbadora, pues, aunque había oído hablar de él en numerosas ocasiones, hasta entonces había considerado su existencia una mera leyenda: se trataba de un ejemplar íntegro (quizás el único que quedaba en el mundo) de la edición francesa de Al-azif, financiada por el conocido ocultista Collin de Plancy e impresa clandestinamente en París a mediados del siglo XIX. Como domino la lengua francesa, no tardé en sumergirme con verdadera pasión de bibliófilo en las enrevesadas líneas de aquel libro diabólico: era el tratado de magia negra más temido de todos los tiempos, cuya versión original había sido redactada en árabe durante la Edad Media, y que durante siglos había circulado en secreto entre los magos del Oriente y los hechiceros de la Europa medieval, pese a que su lectura había sido terminantemente prohibida por las autoridades religiosas de cristianos y musulmanes y su interpretación era un misterio incluso hasta para los especialistas que se encargaron de reunir toda la información e investigar dicho tratado, me bastó con leer un par de páginas para comprender por qué el profesor Hernando había disparado contra personas inocentes a las que ni siquiera conocía… y qué esperaba obtener a cambio.

El Libro Oscuro demostraba, con argumentos irrefutables, que la verdadera esencia del universo es el Mal y que los sostenes de toda realidad, en especial de la naturaleza humana, son el Pecado y la Destrucción. Por el contrario, aquellas cosas que nosotros consideramos fuente de vida, como el amor o la felicidad, apenas tienen importancia en el verdadero esquema de las cosas. De hecho, apenas existen, sólo son finísimas partículas flotando sobre un océano de profundidad inconmensurable, o efímeros chispazos de luz que alteran durante un instante la negrura de una noche eterna y luego se desvanecen para siempre. Como consecuencia de todo ello, el hombre sabio es aquel que renuncia a esas falsas ilusiones y une su alma a la Fuerza Primordial del universo, es decir, la Maldad, que a cambio le otorgará poderes y conocimientos más allá de los límites ordinarios. Pero, si ello es así, ¿por qué el profesor Hernando no había recibido su recompensa por haber llevado el horror y la muerte a sus estúpidos vecinos?

Entonces reflexioné y hallé la respuesta: como ya he dicho antes, el difunto profesor había disparado contra personas inocentes a las que ni siquiera conocía. Aquel fue su error, el error fatal que deslegitimó su apuesta por el Mal y le impidió acceder a la suprema sabiduría del Infierno. Dice Jesús en el Evangelio de San Mateo: “Amad a vuestros enemigos. (…) Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? (…) Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de más?” Y del mismo modo el Mal, que, siendo más real que el Bien, no puede ser menos exigente, dice: “Dañad a vuestros amigos. Pues si dañáis a los que os ignoran, ¿qué recompensa tendréis? Y si herís sólo a vuestros enemigos, ¿qué hacéis de más?” Por tanto, llevar el miedo y la muerte a personas desconocidas, como hizo el difunto Hernando, carece de todo mérito. Lo que hay que hacer es llevar el miedo y la muerte a quienes nos aman, nuestros amigos o, mejor aún, nuestros padres, hijos o hermanos, pues sólo así se alcanzarán las verdaderas cumbres del Pecado y el Premio correspondiente.

Así pues, yo, que no me he limitado a leer el Libro Oscuro con los ojos, sino que también he sabido interpretarlo con mi inteligencia, triunfaré donde el necio profesor fracasó miserablemente. El verdadero horror empezará pronto y yo seré su emisario. Pero antes, y por mucho que le pese a mi corazón de bibliófilo, debo deshacerme del Libro Oscuro para siempre, pues yo ya le he extraído toda su sustancia y no deseo que otros ojos se posen sobre él en el futuro…

NOTA DEL EDITOR: Aquí terminan las notas que escribió X, director de la Biblioteca Municipal de O…(ininteligible)..., antes de asesinar brutalmente a toda su familia (esposa, padres e hijos). El psiquiatra forense se empeña en relacionar los crímenes con un claro caso de perturbación mental, aunque es posible que la historia del Libro Negro sea cierta. Se ha comprobado que el asesino había estado en la cueva de los murciélagos unas cuantas horas antes de la masacre y además se ha hallado en la chimenea del salón de su casa un amasijo de cenizas, que podría ser el resultado de la cremación del libro. El resto de la historia es bien conocido por el público, pese a que aún hay muchos puntos oscuros al respecto: pocos días después de haber sido arrestado, X fue trasladado al hospital provincial, a raíz de unas anomalías orgánicas que habían empezado a manifestarse inmediatamente después de su detención y que exigían un examen médico imposible de realizar en la cárcel. Pero X nunca llegó al hospital, sino que desapareció para siempre, dejando tras él los cadáveres horrorosamente mutilados de los dos agentes que lo custodiaban. Aún hoy resulta imposible explicar cómo un hombre de constitución física más bien débil, y que debía estar esposado, pudo eliminar de tal manera a dos guardias jóvenes, fuertes y bien armados, pero los hechos están ahí y, aunque no podemos esclarecerlos, tampoco podemos ignorarlos. Lo único claro es que desde entonces no hemos vuelto a tener noticias de X, pese a los esfuerzos de la policía y la Guardia Civil para hallar su paradero. Un amigo mío, bibliófilo y amante del ocultismo, lamenta la pérdida del Libro Oscuro, suponiendo que realmente tal volumen hubiera existido, pues afirma que su presunta destrucción ha sido una verdadera pérdida para la humanidad. Yo, en cambio, opino que ha sido más bien lo contrario, una suerte inmensa por el peligro que tal compendio significaba.

jueves, 24 de septiembre de 2015

La chica del metro - Relatos cortos de terror



Esto sucedió en Madrid (España). Era noche cerrada, y un hombre tomó como cada madrugada el metro para volver a su casa. Pero esa noche en particular seria muy distinta a las demás. Al entrar observo el vagón en total silencio y completamente vacío. Ni un alma rondaba en aquel transporte.

Aunque luego de un tiempo se percato de que allí en el fondo estaba una joven rubia con la cabeza agachada leyendo un libro y dos hombres vestidos de negro en el asiento de atrás. Tal vez el cansancio había engañado sus sentidos al principio, ya que aparecieron de un momento para el otro y ni siquiera pudo darse cuenta. Para no estar solo el protagonista de esta pequeña historia se sentó frente a la muchacha que permanecía absolutamente callada al igual que sus acompañantes.

Unas paradas más adelante subió un sujeto con gabardina y gafas negras las cuales impedían el contacto visual directo. Todos sabemos que a esas horas de la noche la gente suele observar intentando estudiar las características de cada individuo, tal vez para anticipar una posible situación de una persona desgraciada que quisiera poner en riesgo sus vidas, es el instinto humano de supervivencia. El misterioso hombre se dirigió hacia él con las siguientes palabras: 


No diga nada, pero en la siguiente estación usted se bajará conmigo...

Asustado le hizo caso e inmediatamente al descender el enigmático personaje de la gabardina le comentó:

Le he hecho bajar porque la mujer que estaba sentada frente usted estaba muerta, y los hombres que la acompañaban la sujetaban para que no cayera. Hoy en día me da miedo viajar solo en el metro...



AUTOR: Ouija


jueves, 17 de septiembre de 2015

Atrapada en el subterráneo - Historias de terror



Una de las leyendas más recurrentes en ciudades con Metro es la de que en su interior y amparados por la oscuridad de sus túneles se esconden todo tipo de delincuentes, vagabundos y personas de mal vivir que escapando del frío o de la policía se ocultan en viejas estaciones abandonadas o conductos de ventilación.

Paula había bebido mas de la cuenta por lo que aquella noche regresaría temprano a casa, se sentía bastante mal y muy mareada pero como era relativamente temprano decidió que en lugar de gastarse su dinero en un taxi, como hacía habitualmente cuando regresaba de la discoteca, aprovecharía que el Metro aún seguía abierto para ahorrarse unos cuantos euros.

El trayecto era largo y las pocas personas que viajaban en su vagón parecían tan cansadas como ella, sólo un grupo de amigos que bromeaban al fondo del tren hacían el suficiente ruido con sus bromas y risas para mantenerla despierta, pero cada vez tenía que luchar con más fuerza para no quedarse dormida. Por desgracia en la siguiente estación tenía que hacer un transbordo así que se bajó y tras caminar por los pasillos de la estación llegó al andén en el que abordaría el metro que la llevaría a casa.

El cartel luminoso avisaba que el próximo tren tardaría seis minutos en llegar, por lo que Paula decidió esperar sentada en uno de los bancos junto al andén. El silencio y la soledad de esa estación provocaron lo inevitable y a pesar de sus esfuerzos se durmió y casi sin darse cuenta se recostó en el banco usándolo como si fuera una cama. Era tan profundo su sueño provocado por la borrachera que cuando pasó el último metro de la noche ni siquiera lo sintió pasar.

Hasta pasada más de una hora no se despertó, por suerte la borrachera parecía haberse esfumado parcialmente tras el descanso, pero algo parecía no ir bien. El cartel que avisaba la llegada del próximo tren estaba apagado y al mirar la hora en su teléfono móvil se dio cuenta que eran casi las dos de la mañana.

Asustada empezó a subir las escaleras mecánicas de la estación, que ya estaban apagadas, para salir de allí. La parada en la que tenía que hacer trasbordo era una de las más antiguas, viejas y pequeñas de la ciudad por lo que la sensación de agobio y miedo eran mucho más intensas. Al llegar a la salida la peor de sus pesadillas se hizo realidad. Las puertas estaban cerradas y no había nadie en la estación. Por más que gritara nadie podría escucharla desde la calle. Además su teléfono estaba sin cobertura, esas malditas estaciones casi nunca tenían señal y las puertas de cristal herméticamente cerradas la separaban del exterior aún por unos cuentos metros.

Paula no sabía que hacer, miraba a las cámaras de seguridad y hacía gestos esperando que alguien desde algún puesto de control pudiera verla, pero ella misma sabía que eso era imposible, no había nadie controlando las cámaras porque la estación había sido cerrada desde fuera.

¿Cómo era posible que nadie la despertara? ¿No tenían los guardias de seguridad que comprobar que nadie quedara dentro de la estación antes de cerrar?

Su miedo se convertía por momentos en cólera y confusión. Desde luego no podía esperar hasta que a la mañana siguiente abrieran de nuevo el Metro, faltaban más de cuatro horas para que se reiniciara el servicio y si llegaba a casa a las 7 de la mañana su padre probablemente la mataría.

Con la mente aún nublada por el alcohol decidió que lo mejor que podía hacer era caminar por los rieles del tren hasta la siguiente parada. El camino era oscuro y realmente tétrico pero sabía que su destino no estaba muy lejos y gracias a la luz del flash de su teléfono podría alumbrar el camino. La siguiente estación era una de las más importantes, con gran cantidad de líneas y recientemente había sido remodelada por lo que estaba segura que allí podría encontrar a alguien que le permitiera salir a la calle donde abordaría un taxi.

La idea parecía muy buena, pero a la hora de la verdad recorrer aquellos túneles era realmente escalofriante, un silencio casi sepulcral hacía que hasta la más leve de sus pisadas resonaran con el eco de las paredes. Se podían escuchar los chirridos de las ratas y el goteo de algunas zonas en las que parecía que había leves escapes de agua.

Sus pasos eran cortos y se detenía a menudo a escuchar porque sentía como si alguien la observara desde la oscuridad. El miedo la invadía y paralizaba por momentos, pero ya era demasiado tarde para volverse atrás, debía estar casi a mitad de camino cuando unas voces la alertaron. Por un momento pensó en gritar para que supieran que estaba allí pero decidió ser cauta y apagar la luz de su teléfono mientras se escondía en un estrecho pasillo que había en un lateral del túnel.

Mientras permanecía escondida y en silencio pudo ver la figura de dos hombres bastante corpulentos, sus ojos cada vez se adaptaban más a la escasa iluminación de las luces de emergencia que había cada muchos metros en el túnel. Ambos parecían discutir acaloradamente por un cartón de vino y a escasos metros de donde se encontraba Paula comenzaron a los empujones y golpes. El más grande de ellos le propinó un puñetazo que tumbó al otro y gloriosamente alzó su trofeo mientras de un trago se bebía casi la mitad del contenido de la caja.

El más pequeño enfurecido sacó un cuchillo de la espalda y se lo clavó repetidamente en el cuello a su rival, realmente se ensañó con su cadáver y a pesar de la poca luz Paula pudo ver con claridad como tenía toda la cara manchada de sangre. Recogió el poco vino que quedaba y se lo tomó de un trago.

Paula estaba temblando del miedo, no se atrevía ni a respirar y desde luego mucho menos a moverse, si estaba lo suficientemente quieta tal vez el vagabundo asesino se iría de allí sin verla. Pero la casualidad no se quiso aliar con ella y justo cuando el asesino se daba la vuelta para marcharse del lugar la batería de su teléfono la delató. Un incesante pitido advirtiendo que la carga estaba a punto de agotarse comenzó a sonar y el vagabundo se giró de inmediato.

¿Hay alguien ahí? Puedo escucharte, ¡Sal inmediatamente o te rajo!

La pobre chica se quedó petrificada y no sabía como actuar mientras el asesino se acercaba a ella. Por instinto decidió tirarle el teléfono con tan mala puntería que este pasó por encima del vagabundo y golpeó la pared del fondo. Él, que todavía no había visto a la chica, escuchó un ruido a sus espaldas y se giró, momento que aprovechó Paula para salir de la oscuridad y empujarle a la vez que corría desesperadamente para escapar.

El vagabundo enfureció de tal manera que no dejaba de gritar e insultar a Paula, se levantó y comenzó a perseguirla por los túneles. Ella no era una buena deportista pero el miedo se apoderó de sus piernas y le dio fuerza para correr dejando atrás los zapatos de medio tacón que llevaba aquella noche, sus pies se ensangrentaron mientras corría sobre la gravilla y guijarros del suelo de túnel. Sin embargo el miedo era más fuerte que el dolor y no se detuvo a pesar de que en varias ocasiones estuvo a punto de caerse al tropezar por culpa de la casi total oscuridad de su ruta de huida.

Al llegar a la estación Paula ya había logrado sacar unos cuantos metros a su perseguidor y subió al andén para adentrarse en los pasillos que la llevaban a la salida del Metro. A sus piernas empezaban a fallarle las fuerzas pero no se podía parar a descansar así que casi extenuada subió el último tramo de escaleras.

Lo que vio allí la heló la sangre, la estación estaba al igual que la anterior cerrada y no parecía haber nadie, comenzó a gritar desesperada, a gesticular a las cámaras y golpear las puertas. Pero su perseguidor que conocía a la perfección los horarios y hábitos de los trabajadores del metro ya había subido a donde estaba y le había cortado todas las posibles rutas de escape.

El asesino se abalanzó sobre ella y tras inmovilizarla la torturó y golpeo durante más de una hora. Cuando había saciado todo su instinto violento sacó de nuevo el oxidado y ensangrentado cuchillo con el que había matado al otro vagabundo y se lo hundió repetidamente en el pecho hasta que Paula dejó de patalear y murió con una horrible expresión de terror en su rostro.

Al día siguiente los trabajadores se encontraron con un surco de sangre que se perdía en la profundidad del túnel, asustados deciden revisar las cintas de vídeo que grabaron esa noche y pudieron observar la desgarradora escena del asesinato y como el vagabundo arrastraba el cuerpo de Paula dejándolo caer escaleras abajo para de nuevo arrastrarlo hasta la oscuridad de las vías del tren.

La policía localizó los dos cuerpos pero no encontraron ni rastro del asesino, del cual se dice que todavía utiliza los túneles del subterráneo para esconderse de noche.


AUTOR: jhonatan olivares


Áurea, el misterio del espíritu que danza



Escrito por un equipo de investigación paranormal.

El misterio y los fenómenos o supuestos fenómenos paranormales no siempre tienen un sentido maléfico y perverso. No es necesario acercarse a truculentos hospitales en donde la muerte y la penuria impregnan las paredes. De hecho, si tenemos en cuenta la teoría de las impregnaciones, tendremos que aceptar que están tanto los sucesos trágicos como los positivos. Lo realmente importante es que estos episodios se hayan vivido con una especial emotividad, y es precisamente de esta manera como comienza esta historia, basada en los comentarios de los lugareños y acercándonos a un personaje entrañable, desconocido para muchos diría yo…

Nuestra historia empieza con una mujer, como decía al principio, bastante desconocida para muchos, Áurea de Sarrà, bailarina catalana de la danza de principios de siglo.

Apasionada por las mujeres de la mitología greco-romana.

Durante su gira de éxitos exhibió su danza en Londres y Buenos Aires. También obtuvo grandes éxitos en países como Egipto o Grecia, de hecho actuó en todos los teatros de la Grecia clásica. Como cualquier artista tuvo sus admiradores y detractores y en 1932, tras casarse con el crítico de arte José Francés, sus actuaciones fueron mermando hasta desaparecer.

Su final fue trágico: Murió arruinada y prácticamente olvidada. La cuestión principal de este artículo no pretende ir más allá de una breve historia, apenas unas líneas, puesto que para nada soy historiador y quien pretenda ahondar en detalles puede dirigirse a escritos tan interesantes como el de Mariángela Vilallonga, quien a modo de casi identificarse con áurea realiza un sentido escrito disponible en la red.




Antes que nada, agradecer a la Sociedad FPG de investigaciones paranormales la oportunidad que nos dieron al contarnos la historia de la mansión en donde pasó sus últimos días la bailarina. Una casa de varias plantas hoy en total abandono, aunque aun su estructura se conserva en buenas condiciones. Sus cornisas y detalles muestran la majestuosidad que en su día tenía esta mansión, la cual omitiré su ubicación exacta para intentar preservar el enclave de desalmados en busca de saciar su mediocridad produciendo destrozos.

En el “Castillo” situado en frente de esta mansión se encuentra la tumba de nuestra homenajeada, cubierta por el moho y prácticamente caída en un total olvido.

Seguramente los últimos años de la vida de Áurea serían penosos, viendo como se desmoronaba una vida dedicada al arte de la danza. Tal vez en su imaginación seguía danzando, evocando las míticas deidades clásicas, o tal vez en sus sueños recrease a Afrodita, la diosa del amor mostrándose en bailes evocadores de puro sentimentalismo. No me cabe la menor duda de que nos encontramos ante una gran mujer, apasionada y encerrada en su mundo durante sus últimos días, quien sabe si por la mansión que nos ocupa no danzaría en muda congoja, o tal vez en el aliento de un sueño cumplido aunque efímero. Tal vez estaba muy ligada a esta estancia, tal vez aun perdure en ella su esencia.

Nos acercamos a esta casa interesados por la historia de una mujer que al parecer ha dejado huella. La gente del lugar nos comenta: “Tened cuidado con esa casa”.

¿Pero tener cuidado a qué? Las personas son reacias ha hablar más allá de estas simples palabras, pero en sí, son más que suficientes para acrecentar nuestra curiosidad, ¿Qué es lo que sucede en esta mansión o sus alrededores?

Poco más se nos cuenta, nadie quiere hablar, pero el misterio se palpa en el ambiente. Luego de insistir logramos lo que buscábamos, terminaron contándonos que se escuchan voces y ruidos extraños que provienen de la casa abandonada, se nos asegura que una sombra fantasmal apareció en una de las ventanas de la fachada posterior. Al fin alguien, aunque de forma escueta, nos habla…


Personas sensitivas que son capaces de sentir más allá de lo habitual y otras relacionadas con creencias esotéricas y/o espiritas nos hablan de una interfase, de una dimensión, de una vida entre nuestra realidad material y ese más allá y de no pocas “almas” que, tras fallecer, quedan ligadas, de alguna manera, atrapadas en esta interfase por motivos bien diferentes, algunas por no entender su nuevo estado tras el fallecimiento, otras, como el caso que presumiblemente nos ocupa, por que aun se hayan ligadas a la realidad material, tal vez por que no han concluido sus ilusiones, o tal vez por que Áurea aún se haya ligada a su casa, al lugar en que culminó sus días, tal vez después de fallecer aun quiera seguir danzando en lo que fue su morada, tal vez no quiera marchar, tal vez y digo, solo tal vez, aun esté entre nosotros, pero cobijada en una estancia que, aun ruinosa, pudiera ser de una visión diferente para ella.

Una historia tan bella no podía pasar desapercibida para nosotros. El equipo de “Hablemos de Misterio”, capitaneado por Teresa Porqueras y con la ayuda del Grupo FPG nos decidimos a experimentar en el interior de una mansión que “suena a misterio”.


Al llegar ciertamente nos impresionó la mansión, con detalles (como decía al principio) que muestran una majestuosidad perdida en el abandono. Aunque maltrecha, es posible observar particularidades que aun perduran: Una fuente en la entrada posterior y llena de hojas muestra un patio digno de la más alta sociedad, la fachada principal parece mostrar con orgullo la entrada, pasillos, estancias, puertas y escaleras muestran un lujo en decadencia.

Las sensaciones se enmascaran una vez que cae la noche, algo parece habitar, cortarse en el ambiente, la sensación de sentirse observado es presente, tal vez estemos invadiendo la intimidad de alguien que aun habita en la casa.

La experimentación psicofónica da sus resultados, pero como bien sabemos, el hecho de obtener registros psicofónicos no es prueba de fenomenología paranormal.

Nuestras sensaciones están a flor de piel, pero tampoco son prueba que evidencie nada, y la sugestión es otro tema a tener en cuenta.

Hay ocasiones en que la aparatología no va más allá: Los registros son normales, los cambios de temperatura, discretos y poco podemos achacar a algo paranormal.

Una vez adentrada la noche y con un viento que sopla de tanto en tanto, nos encontramos con Imma, sensitiva, quien intentará aportar más datos o tal vez conectar con quien posiblemente habita en la mansión. Sus primeras impresiones, y ayudada por una antena perceptiva tipo péndulo, recorre cada una de las estancias. A pesar de que muchos quieren ver en estas personas y en estas percepciones tan solo el fruto de imaginaciones mentales, lo cierto es que en ocasiones sus apuntes dan mucho que pensar.

La conexión se produce e Imma, sin saber absolutamente nada del lugar en donde se encuentra ni de su historia, nos habla acerca de una mujer joven, quien habita la casa y está desencarnada.



Esta supuesta entidad se muestra a la sensitiva feliz, advirtiendo que hemos profanado su morada, que está en paz, pero que quiere seguir habitando el lugar en que un día fue su casa. Al parecer le gusta la soledad, e insiste en que marchemos, con lo que para mí se abre un debate o al menos una pregunta de difícil respuesta: ¿Deberíamos abandonar un lugar por que supuestamente un ser desencarnado así nos lo pide? ¿O tal vez deberíamos permanecer y seguir con nuestros quehaceres, puesto que quien parece mostrarse ya abandonó este mundo y ya no pertenece a él?

La sensitiva acepta y nos advierte que lo mejor es no molestar, dejarla en su mundo y marchar. Con un gusto agridulce hacemos caso y decidimos partir, por una parte ilusionados por una historia romántica pocas veces contada en relatos de misterio y, por otra parte, agria, puesto que todo lo conseguido no es fácil de probar y, para muchos, tan solo será fruto de una mente imaginativa. Personalmente, y a las pruebas me remito, creo en estas personas, seguramente no todo el que dice ser sensitivo lo sea en realidad, pero unos pocos, tal vez muy pocos, pero algunos, aportan datos desconcertantes que a falta de una prueba definitiva, no por ello dejan de sorprendernos.



Como anécdota a esta investigación, es de merecida y obligada mención el hecho de que en un momento dado de la madrugada aparecieron agentes de seguridad avisados seguramente por algún vecino, quienes tras ver que contábamos con los permisos para estar en el lugar y nuestro buen hacer, marcharon no sin antes mostrarse ante las cámaras y contarnos como se habían encontrado con muestras presumibles de extraños rituales, comunes por otra parte en lugares apartados como este.

Nuestra historia, nuestra investigación, termina aquí, pero con un bello romanticismo. Tal vez, y solo tal vez, el espíritu de Áurea aún continúe danzando en una mansión que agoniza con mudas palabras.


AUTOR: Francisco Recio para mundoparapsicologico.com


jueves, 10 de septiembre de 2015

La chica de la Curva: Teresa Fidalgo y otros fantasmas de carretera - Articulos



Son muy pocas las personas que nunca han escuchado hablar acerca de Teresa Fidalgo, una historia que se ha convertido en leyenda urbana y que tú mismo tendrás que determinar si es real o no a partir de la información que te ofrecemos. Además, hablaremos también sobre otros fantasmas que reaparecen en las carreteras. ¿Realidad o solo leyenda urbana?


La historia de Teresa Fidalgo nos traslada hasta la carretera de Sintra en Portugal, donde su historia es más que conocida por todo lo que ha acontecido tras su muerte.

Todo comenzó en el año 1983 cuando Teresa Fidalgo muere en un accidente de tráfico en la carretera anteriormente mencionada, Sintra. Tras su muerte han sido muchas las personas que han asegurado verla en dicho punto pero sólo un suceso es el que hizo que este fantasma se hiciera verdaderamente popular, no sólo entre los portugueses si no en todo el mundo.

En 1988, cinco años después de la muerte de Teresa Fidalgo, tres adolescentes (Tiago, David y Tania) iban en su coche para salir de fiesta, un trayecto que se supondría que sería tranquilo y, la realidad, es que nunca podrían haberse imaginado lo que ese día iban a vivir.

Previamente, le habían regalado una cámara de vídeo a David por lo que durante todo el camino estuvo grabando y probándola, la misma contenía infrarrojos. Éste iba sentado en la parte de atrás del coche y en el camino, se cruzaron con la imagen de una dama de blanco que estaba en la carretera, continuaron hacia su destino durante unos instantes pero en seguida dieron la vuelta para comprobar de qué se trataba lo que acababan de pasar. Tal vez una ilusión, alguien que necesitaba ayuda… Pero nunca hubieran pensado que aquella persona era Teresa Fidalgo.

Cuando volvieron hacia atrás, pararon junto a ella y la invitaron a subir al auto para acercarla a algún lugar, Teresa Fidalgo subió al vehículo mientras que David continuaba grabando. Ella se presentó y pasados unos minutos cuando todo parecía estar en calma les dijo “Allí... mira allí es donde he tenido un accidente y morí”.

No es difícil de imaginar cómo se tuvieron que sentir al escuchar esa frase de una chica con esa apariencia tan peculiar. Luego comenzó a gritar y, podemos suponer que por el pánico, estos tres adolescentes sufrieron otro accidente te tráfico en el mismo punto de la carretera.

En este incidente murió Tiago y Tania, David fue el único superviviente. Uno de los aspectos más relevantes es que la cámara continuó grabando mientras ocurría todo el suceso. Había una prueba física de todo lo que acababan de vivir, un testimonio aterrador.


Como deben sospechar, la policía se trasladó hasta el lugar de los hechos para investigar qué era lo que había sucedido, cuál era la verdadera causa del accidente. Indiscutiblemente se interrogó a David para conocer cuál era su testimonio sobre el infortunio, qué era lo que había ocurrido para tener tan trágico desenlace y por supuesto contó su verdad.

Informó que había una cuarta persona en el vehículo que respondía al nombre de Teresa, pero a pesar de que la policía estuvo buscando en los alrededores del accidente jamás se encontró el cuerpo de tal individuo. Cabe destacar, que los agentes de seguridad indagaron en los archivos y como resultado descubrieron que hace 5 años, en ese mismo punto, había muerto una mujer la cual efectivamente se identificó con el nombre de Teresa Fidalgo. Esto supuso que la noticia fuera de lo más comentada por todo el país.

Algunos exponen que el vídeo grabado entre el trayecto y el fatal desenlace fue confiscado por los encargados del caso. Otros no hacen referencia al tema. De todas formas, es importante acentuar que aquel material fue rodado por David uno de los implicados en el tema, quien es cineasta. El vídeo, seguramente falso, es una recreación de la leyenda urbana de la autoestopista, perteneciente a un cortometraje denominado "La curva". De este short film existe una versión corta y otra un poco más extensa. Aún así el vídeo impresiona a quien lo ve, ya que explota un tipo de leyenda urbana que todos hemos escuchado.

CIENTOS DE HISTORIAS DE FANTASMAS DE CARRETERAS

La historia de Teresa Fidalgo tiene muchos puntos en común con otros relatos de fantasmas por todo el mundo. De hecho quienes trabajan este tema las aúnan dentro de la categoría llamada “road ghosts” traducido al español como “fantasmas de carretera“, y dentro de este subgénero la variedad más común es el de “fantasmas autoestopistas“. Estas apariciones se han registrado desde hace siglos en todo el mundo y hay registros que se remontan incluso a la Edad Media en Japón.

Realmente hay cientos de ejemplos registrados. Pero hemos elegido uno que nos llamó en particular la atención: En las afueras de la ciudad argentina de Paraná, circulaba un autobús por la ruta. Era plena madrugada, por lo que se encontraba fuera de servicio y sólo estaban en él el conductor y un acompañante.

Según relatan de repente ambos vieron que desde el fondo del vehículo se acercaba una joven rubia. Sus ojos eran rojos, el cabello estaba desaliñado y traía muy mal olor. Su mano sostenía una bolsa… se acercó a los hombres y la abrió dejando ver una cabeza humana dentro. Ella preguntó: cuál era el fin del recorrido. Poco después desapareció repentinamente en un cruce de caminos, a poca distancia del Cementerio de San Benito.

Otro tipo de fantasmas de carretera son los “peatones” que van caminando o aparecen imprudentemente en medio del camino. Uno de los ejemplos más célebres es el Espíritu de Blue Bell Hill, en Kent, Inglaterra, atribuido a la sombra de una mujer joven que murió en un accidente de tráfico en 1965.

España tampoco es ajeno a estos fenómenos fantasmagóricos en sus carreteras. En Tarragona, hay una autopista que pasa por el camping de Los Alfaques en la cual se han visto los espectros de algunas de las víctimas de un trágico incendio que en 1978 acabó con las vidas de 243 turistas.

OTROS FANTASMAS DE LA CARRETERA

Las leyendas de apariciones fantasmales en las carreteras existen en casi cualquier cultura. Seguramente tendrá una doble lectura psicológica o social, una razón para que las carreteras sean fuente de mitos y leyendas urbanas, algunas de ellas terroríficas. ¿Será el miedo a avanzar por el camino de la vida? ¿El temor a no saber qué nos podemos encontrar en el futuro y que nos pueda hacer perder el control?



Sea como fuere, hay leyendas muy variadas. Aunque la más común es la de “La chica de la curva”. Los detalles pueden variar dependiendo del lugar donde se cuenta, pero la historia siempre tiene varios puntos en común: una persona sola o una pareja circula en su automóvil de noche por una carretera secundaria y, al pie de una curva, aparece una mujer con un vestido blanco. En este momento los detalles cambian según la leyenda, pero la más común dicta que, si invitas a subir a la autoestopista, llegará un momento en que dirá “ahí fue donde morí” o una frase lapidaria similar. Entonces el conductor pierde el control del vehículo y se estrella.

Por ejemplo, muy parecido a este relato es el de una mujer de Zihuatanejo (México) que, según dicta el mito, murió decapitada entre el recorrido que va de Cárdenas-a Zihuatanejo. La gente del lugar afirma que desde entonces se puede ver en el camino el espectro de una dama. La misma es capaz de hacer perder el control de aquellos vehículos que pasen a su lado.

No solo existen apariciones fantasmales en carreteras, sino que hay carreteras que son un ente fantasmal en sí mismas. Es el caso de la autopista que une Bremen con Bremerhaven, la cual parece tener extraños poderes.



El camino se inauguró en 1929 y durante el primer año hubo más de 100 accidentes. Lo más extraño de todo es que la totalidad de los accidentes ocurrían en el mismo punto, el Km. 239 que, para hacerlo todo un poco más inexplicable, era un tramo de carretera totalmente recto.

Los campesinos del lugar comenzaron a crear historias sobre un demonio, un ente sobrenatural que había poseído la zona.

Varios expertos visitaron el sitio específico donde ocurrían los siniestros y llegaron a la conclusión de que debía haber algún tipo de fuerza magnética que provocara los accidentes. Más tarde fue probado cuando la vara de hierro que uno de ellos sostenía salió disparada de sus manos al llegar a tal punto concreto de la ruta.

La solución fue enterrar una caja de cobre que contrarrestaba la energía magnética. Desde ese momento, se dejaron de producir accidentes. Sin embargo, el mecanismo causaba una desviación en las ondas magnéticas, traduciéndose en interferencias sobre la señal telefónica. Esto convenció aún más a los lugareños de que un ente se había adueñado del lugar y que su poder era tan grande que era capaz de controlar las ondas y manifestarse a través del teléfono.

¿POR QUÉ SURGEN LAS LEYENDAS URBANAS DE FANTASMAS EN LA CARRETERA?

Las leyendas urbanas de fantasmas en la carretera como el de Teresa Fidalgo son muy comunes en el imaginario colectivo de numerosas culturas. El caso es que son historias que todo el mundo conoce y que, por alguna razón, tienen la capacidad de erizar el vello, incluso el de aquellos que no creen en tales historias.

Prueba a conducir de noche por una carretera solitaria escuchando un relato de fantasmas de carretera.

Quizá el origen de estos espectros estén en los largos viajes a lo desconocido que hicieron nuestros antepasados, sin saber muy bien cuál era su destino y lo que se iban a encontrar allí. La conquista de nuevos territorios deparó siempre sorpresas durante el viaje, y la aparición de otros “fantasmas”, como la nostalgia de la familia.

La inseguridad y el miedo a lo desconocido seguro que también influyen en la creación de este tipo de historias, incluso la superstición. Podría ser que en algunas zonas estas leyendas fueran creadas por pueblos descontentos con la “invasión” de las carreteras y con las tragedias acaecidas en ellas.

Sin embargo, creemos que el origen fundamental está en la propia sugestión del individuo. De alguna manera, nos gusta pasar miedo y hacer que otros lo pasen. La situación de una persona sola en su automóvil, de noche, por un camino solitario, sin nadie a quien pedir “ayuda”, es lo bastante perturbador como para incluir en ese decorado algún fantasma.


AUTOR: Escrito por Angeles para sobrehistoria.com MODIFICACIONES REALIZADAS POR: Administrador de Oscuridad Oculta.


miércoles, 9 de septiembre de 2015

La chica de la curva: una leyenda urbana



La mujer fantasma de la ruta -también conocida como La muerta de la curva o la autoestopista fantasma- es una de las leyendas urbanas más extendidas en el mundo.

A pesar de que ha sido ampliamente discutida y comentada por muchos investigadores paranormales su origen continúa siendo un misterio.

La mujer fantasma de la ruta es una leyenda urbana que abarca prácticamente todas las geografías.

Si bien existen muchas versiones de la historia todas coinciden en algunos puntos esenciales.

      -El conductor de un vehículo (casi siempre solo y de noche) observa a una mujer al costado de la ruta.

      -El conductor se detiene y la invita a subir a su vehículo.

      -La mujer se muestra desorientada, distante, como si no supiera hacia dónde va.

      -La mujer desaparece inexplicablemente con el vehículo en movimiento.

Lo cierto es que la leyenda urbana de la mujer muerta de la ruta circula desde hace muchísimos siglos. En este sentido, lo único que ha cambiado es el medio de transporte.

Algunos investigadores audaces sostienen que la primera aparición de la Muerta en la ruta se produce en la Biblia, más precisamente en Hechos 8:26-39, donde uno de los apóstoles se encuentra con el misterioso espectro de un etíope al costado del camino.

En aquella época, la ausencia de vehículos de combustión interna era proverbial, de modo que nuestro fantasma debía conformarse con subirse a la grupa de un jinete desafortunado, o, ya en la Edad Media, en los reducidos gabinetes de carruajes y carros tirados por caballos.

Repasemos algunos rasgos de nuestra peregrina fantasmagoría:

      -La mujer muerta de la ruta casi siempre aparece vestida de blanco o directamente con un vestido de novia. En algunas versiones, se muestra de riguroso luto.

      -La mayoría de los avistamientos se produce al costado de caminos poco transitados y muy cerca de alguna curva peligrosa.

      -Cuando los conductores se detienen ella rara vez les informa hacia dónde se dirige. A lo sumo se limita a pedirles que la lleven. Durante el viaje, generalmente breve, la mujer se mantiene en silencio hasta que desaparece misteriosamente del vehículo en movimiento.

      -El epílogo de esta leyenda urbana casi siempre es el mismo.
Se nos informa que la mujer ha muerto en un accidente automovilístico, y su espíritu vaga por esos parajes alertando a los incautos sobre los peligros de aquella curva que le costó la vida, o bien omitiendo ese dato y así promover nuevos accidentes, cuya función, a simple vista incomprensible, acaso tenga que ver con algún tipo de tributo.

Si bien la leyenda urbana de la mujer fantasma de la ruta se conoce desde hace siglos, recién en 1981 adquirió fama mundial. Su éxito se debió a un libro maldito del autor e investigador de fenómenos paranormales Jan Harold Brunvand, titulado: La autoestopista fantasma (The Vanishing Hitchhiker).

Este libro popularizó enormemente la leyenda urbana, convirtiéndola en un verdadero arquetipo de los caminos rurales.

En algunos casos, la mujer muerta de la ruta se lleva algún souvenir de su anfitrión. Si la noche es fría, los conductores más caballerosos le ofrecen algún tipo de abrigo, el cual aparece luego sobre una lápida cercana al camino, o bien en el punto en donde la muerta encontró su fatídico final.

En otros casos, la muerta no desaparece del vehículo, sino que desciende de él en algún sitio recóndito, ofreciéndole al conductor las señas para encontrar su vivienda y de ese modo devolverle el abrigo. Días después, el conductor busca esa dirección (generalmente un cementerio cercano) y encuentra su campera en la tumba de una mujer joven.

Para que esta versión resulte congruente es necesario conocer algo más sobre el paradero de la muerta. En este contexto, el conductor, no satisfecho con hallar su abrigo sobre una lápida, obtiene información adicional sobre aquella muchacha, cuyo deceso siempre está relacionado con un accidente vial.

Otro libro interesante a propósito de este fenómeno paranormal fue publicado por el investigador Michael Goss: Evidencia de los fantasmas autoestopistas (The Evidence for Phantom Hitch-Hikers), donde argumenta que esta leyenda urbana ocurre en sitios considerados malditos por sus habitantes, casi como si se tratara de un espíritu tutelar del lugar.

En 1942 los folkloristas Richard Beardsley y Rosalie Hankey recopilaron alrededor de un centenar de leyendas urbanas de la mujer fantasma de la ruta en distintos puntos de los Estados Unidos.

Gracias a ese trabajo se ha podido clasificar 5 variantes distintas de la leyenda urbana:

-Versión A:
Historias donde la autoestopista fantasma ofrece datos sobre su paradero (cementerio, lugar del accidente), permitiéndole saber al conductor que acaba de interactuar con un fantasma.

-Versión B:
Historias donde la autoestopista fantasma realiza una profecía, en general, sobre algún tipo de desastre.

-Versión C:
Historias donde el primer encuentro entre el fantasma y el conductor no se efectúa en la ruta sino en un establecimiento. La mujer "olvida" un objeto, casi siempre un abrigo prestado por el conductor, que al intentar recuperarlo corrobora que la dirección que la muchacha le ha dado coincide con la del cementerio local.

-Versión D:
Historias donde la autoestopista fantasma termina siendo identificada con una deidad pagana local, ya sea una bruja, un vampiro, o simplemente un espíritu tutelar. En este sentido, conviene repasar el magnífico relato de terror de Clark Ashton Smith: Genius Loci (Genius Loci).

-Versión E:
Historias donde la autoestopista fantasma le solicita al conductor la lleve hasta su casa, naturalmente, el cementerio.

El interesante reporte de Beardsley y Hankey reveló que al menos una veintena de casos de avistamientos de la mujer fantasma de la ruta correspondían a los rasgos de una monja de apellido Cabrini, fundadora del Sacred Heart Orphanage, para muchos, una santa.

Al parecer, en todos los casos reportados la mujer fantasma de la ruta elige conductores masculinos que viajen solos.

El investigador Ernest W Baughman realizó un estudio aún más profundo de esta leyenda urbana, que puede hallarse en el libro: Cuentos folklóricos de Inglaterra y Norteamérica (Folk Tales of England and North America), publicado en 1966, donde añade algunas categorías interesantes.

      1) autoestopista fantasma que aparece en el aniversario de su muerte.
      2) autoestopista fantasma que deja algún objeto dentro del vehículo.
      3) autoestopista fantasma que realiza una profecía (al estilo El Hombre Polilla o Mothman).
      4) autoestopista fantasma que interactúa con el conductor, casi siempre manifestando sed y frío.
      5) autoestopista fantasma que manifiesta urgencia por regresar al hogar.
      6) autoestopista fantasma que no habla y que desaparece cerca del lugar donde murió.
      7) autoestopista fantasma que revela su identidad segundos antes de que ocurra un accidente.

Una mirada antropológica sobre la leyenda urbana de la mujer fantasma de la ruta sugiere que su origen acaso tenga relación con las deidades tutelares, los genius loci, es decir, espíritus de ciertos lugares que son también el lugar que custodian; algo así como el viejo dios Pan era custodio del bosque pero también el bosque mismo.


AUTOR:(Aelfwine) Sebastián Beringheli para elespejogotico.blogspot.com.ar


martes, 8 de septiembre de 2015

El club de los fantasmas - Articulos



El Club de los Fantasmas (The Ghost Club) fue la primera organización a nivel mundial en ocuparse del estudio científico de fenómenos paranormales. Fue fundada en Londres en 1862.

Los orígenes de El Club de los Fantasmas se hallan en Cambridge, en el año 1855. Allí, un grupo de estudiantes del Trinity College comenzaron a reunirse para discutir distintos prodigios sobrenaturales, tales como fantasmas y eventos poltergeist. Aquellas reuniones se formalizaron en 1862, y fueron rápidamente ridiculizadas por la prensa, a pesar de que entre los miembros del Club de los Fantasmas se hallaban personalidades destacadas del ámbito intelectual. Entre ellas, nada menos que Charles Dickens.

La primera investigación oficial del grupo data de 1862, y se enfocó en los Hermanos Davenport, un grupo de cuatro ilusionistas que atribuían a sus trucos una raíz sobrenatural. El Club desafió a los hermanos a invocar a cualquier fantasma bajo condiciones científicas, esto fue, fuera de su espacio habitual y permitiendo a los investigadores revisar mesas, sillas y cortinas. El resultado probó el acto fraudulento de los Hermanos Davenport, aunque el caso jamás fue publicado.

Tras la muerte de Charles Dickens en 1870 El Club de los Fantasmas se disolvió en medio de graves conflictos internos. Recién para Halloween de 1882 el Club revivió de la mano de Alfred Alaric Watts, hijo de un prestigioso periodista y un médium de probadas incongruencias, quien se atribuyó ser uno de los miembros fundadores del grupo. Ese mismo año atestiguó el nacimiento de otra dependencia de estudios paranormales que continúa vigente en nuestros días: La Sociedad para Investigaciones Psíquicas (Society for Psychical Research), que reunió generosamente a varios miembros exiliados del Club de los fantasmas.

Mientras la Society for Psychical Research se abocó casi de inmediato a un estudio metódico de los fenómenos paranormales, el Club de los fantasmas permaneció selectivo a la hora de elegir sus casos, y más aún para la inclusión de nuevos miembros. Esta tendencia sigilosa hizo que Stainton Moses, vicepresidente de la Society for Psychical Research, renuncie a su cargo en 1886 y se sumase al Club de los fantasmas, cuyas reuniones eran mensuales y obligatorias para todos sus miembros.

Rápidamente el Club de los fantasmas se ganó el apodo de secta a causa de sus escasos miembros, apenas 82 en 54 años de actividad. Entre ellos cabe destacar al escandaloso William Crookes, ligado a varios fraudes mediúmnicos, el físico Oliver Lodge, Nandor Fodor, psicólogo y antiguo seguidor de Sigmund Freud; y finalmente Arthur Conan Doyle, creador del detective más famoso de la literatura: Sherlock Holmes. Ya en el siglo XX el Club de los fantasmas continuó recibiendo adeptos notables, como el poeta W.B. Yeats, en 1911.

Los archivos del Club revelan algunas curiosidades. Por ejemplo, el nombre de todos sus miembros eran recitados con toda solemnidad los 2 de noviembre, Día de los difuntos. Incluso sus adeptos muertos eran reconocidos como parte activa del grupo, y sus lugares eran conservados para cualquier asistencia de orden sobrenatural.

En las primeras décadas del siglo XX el Club de los fantasmas se volvió una sociedad anacrónica, alejada de las nuevas formas de investigación científica. La parapsicología, aún en pañales, ganaba terreno entre los adeptos a lo paranormal. Harry Price, el famoso cazador de fantasmas de los años 30' se unió al Club en 1927 y renovó sus cimientos arcaicos. Entre otros cambios, aprobó la inclusión de mujeres como miembros activos de la organización. No obstante, la popularidad del Club había caido en desgracia. En 1936 se decidió clausurar sus puertas para siempre luego de 485 reuniones oficiales. El último encuentro, naturalmente, se produjo un 2 de noviembre; y los archivos confidenciales e investigaciones fueron depositados en el British Museum con la condición que recién podrían hacerse públicos en 1962.

Para muchos, la última etapa del Club de los fantasmas fue la más interesante. Como se ha dicho, las mujeres fueron finalmente admitidas, y con ellas otras personalidades afines a los grupos mixtos, como sir Julian Huxley y Algernon Blackwood, ambos deseosos de discutir tópicos paranormales en un ámbito abierto a todos los géneros.

Entre los archivos más destacados del Club de los fantasmas se hallan algunos prodigios dignos de ser mencionados. Además de los típicos casos de posesión demoníaca, casas embrujadas, fenómenos poltergeist, vampiros, exorcismos, apariciones, etc, se encuentran algunas discusiones de orden filosófico que cuestionan la veracidad de las teorías psicoanalíticas ortodoxas, e incluso se elaboró una suerte de protoinforme sobre inteligencias extraterrestres y la posibilidad de avistamientos de OVNIS mucho antes de que estos se volvieran populares.

El Club de los fantasmas, ya con otro nombre, The Ghost Club Society, continúa hasta nuestros días reuniéndose el Día de los difuntos, aunque ya sin la solemnidad de las viejas tertulias victorianas.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Madame Delphine LaLaurie, "El monstruo de Louisiana" - Articulos



Muchas teorías y suposiciones rodean a la famosa Madame Delphine LaLaurie, una adinerada matrona y dama de sociedad que sembró el terror en la ciudad de Nueva Orleans durante mucho tiempo. Cuando un siniestro destruyó parte de su residencia en 1834, la población se asqueó cuando descubrió que en su residencia, LaLaurie solía torturar a sus esclavos.

Forzada a escapar de la ciudad, no hubo dudas de su culpabilidad, y los relatos de sus prácticas se fueron tornando cada vez más grotescos y extraños al paso de las décadas. Incluso hasta nuestros días, la mansión LaLaurie es considerada la casa más embrujada de la localidad.

Marie Delphine LaLaurie, fue conocida con el mote de Madame LaLaurie, fue una socialité influyente y poderosa que vivió su vida entera en el estado de Louisiana. Su tétrica fama la hizo notable como una cruel asesina en serie, involucrada con la tortura y el asesinato de esclavos.

Oriunda de Nueva Orleans, LaLaurie contrajo matrimonio tres veces a lo largo de su vida. Siempre mantuvo una posición envidiable en las altas esferas de la sociedad hasta abril de 1834, cuando los pobladores que ayudaban a rescatar heridos después de un incendio en su mansión en Royal Street, encontraron a esclavos atados que mostraban signos evidentes de tortura. Furiosos por el hallazgo, la población invadió la propiedad, saqueando y destruyendo todo a su paso. Debidamente informada de lo sucedido, la Madame se refugió en casa de unos parientes y luego cambiaría de nombre para no ser conocida debido a la desaprobación social que desencadenó el descubrimiento de sus secretos. Temiendo que las repercusiones la colocarían en un inminente peligro, huyó a París, donde murió en un accidente de caza.

La suntuosa mansión en Royal Street, uno de los sitios históricos más importantes de Nueva Orleans, fue reformada y subastada después de su muerte. Aun existe y es considerada como uno de los monumentos más famosos de la ciudad.

Pero, ¿quién era la mujer que recibió el apodo de “el ciudadano más odiado de Nueva Orleans“, y también pasaría a la historia como “La Bruja de Royal Street“?

La historia de un monstruo.


Delphine Macarty nacería en algún punto del año 1775, era una de las cinco hijas de Luis Macarty Barthelmy, un inmigrante irlandés que se estableció en los Estados Unidos hacía el 1740. Su madre fue Marie Jeanne Lovable, también conocida como “viuda Lecomte”, pues había estado casada con un importante comerciante que murió en un accidente de carruaje. Ambos eran miembros destacados de la alta sociedad de blancos descendientes de inmigrantes europeos llamada Créole. El primo de Delphine, Augustin Macarty, fue alcalde de Nueva Orleans entre el periodo de 1815 y 1820.

A mitad de la década de 1800, Don Ramón de López y Angulo contrajo nupcias con Delphine Macarty, Don Ramón era un oficial de alto rango en la Real Orden de Carlos de España. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral de Saint Louis en Nueva Orleans. En al año de 1804, Don Ramón ascendió a una prominente posición, convirtiéndose en el cónsul general de España en Luisiana. En el transcurso de ese mismo año, Delphine y Don Ramón emprendieron un viaje a España. Los informes sobre el viaje resultan bastante contradictorios. Según la versión de algunos historiadores, el viaje habría sido un castigo al cónsul por las fallas en las formas en cómo había tratado diversos asuntos diplomáticos. En esa ocasión, Delphine logró justificar las malas acciones de su marido e impresionar a la Reina con su belleza e inteligencia. La pareja recibió el consentimiento para retornar a los Estados Unidos, pero en el transcurso de vuelta Don Ramón contraería una terrible enfermedad y moriría víctima de esta en La Habana.

Delphine, que estaba en estado de gravidez, decidió permanecer en Cuba, donde dio a luz a su primogénita Marie Borgie Delphine López y Angulo de la Candelaria, apodada “Borquita”. Tiempo después decidió volver a Nueva Orleans y establecerse en la propiedad que su marido le había heredado. Ella misma se convirtió en administradora de la hacienda que plantaba caña de azúcar y tuvo mucho éxito en los negocios.

A tres años de la muerte de su primer esposo, Delphine volvería a casarse con Jean Blanque, un prominente hombre de negocios de ascendencia francesa. El hombre llevó a su esposa a la lujosa Villa Blanque y allí tendría otros cuatro hijos, todas mujeres.

Blanque falleció en medio de circunstancias tan misteriosas que algunos creen se trató de un envenenamiento en el año 1816. Nueve años después, en 1825, Delphine se casó con su tercer marido, el doctor Leonard Louis Nicolas LaLaurie, que era bastante más joven que ella. Para 1831, la familia se adjudicaría la famosa propiedad en el número 1140 de Royal Street, que la mujer mantendría a su nombre sin involucrar demasiado a su esposo. Algunos rumores indican que el propietario original de esta mansión, un médico llamado Nicholas Gerry, no tenía intención de vender la propiedad, pero que Delphine se las había arreglado para negociar con los acreedores del hombre y convertirse en dueña de los derechos sobre las deudas que tenía Gerry con estos. Haciendo uso de su conocimiento financiero, terminó por quedarse con la casa y varias posesiones más del doctor que viéndose en la ruina, terminó por cometer suicidio.



La mansión fue totalmente remodelada y no se escatimó en lujos para transformar la construcción en un verdadero palacio. Maderas preciosas y portones de hierro fueron traídos desde Francia, cortinas de tejido ingles en las ventanas, muebles y demás mobiliario italiano adornaban los aposentos que finalmente fueron decorados con alfombras persas y antigüedades. En 1832 un tercer piso fue añadido a la mansión y un sector especialmente dedicado a los esclavos en la parte superior.

Las fiestas que solía ofrecer Madame Lalaurie eran verdaderos sucesos en el candelario social de Nueva Orleans. Un sinfín de cenas y conciertos tuvieron lugar en los pasillos y jardines de la opulenta mansión, donde se codeaban los estratos más altos de la sociedad. La fiesta de compromiso de una de sus hijas fue uno de los eventos sociales más comentados de 1832 y contó con la asistencia de políticos, artistas y otras personas influyentes.

En esa época, era muy frecuente que las familias más acomodadas del sur de los Estados Unidos mantuvieran esclavos negros como mano de obra en sus fincas. Los LaLaurie eran dueños de varios esclavos que servían a la familia y, de hecho, se supone que negociaban directamente con los comerciantes de esclavos involucrándose en el lucrativo tráficos de negros. Los informes sobre la forma en que Delphine LaLaurie trataba a sus esclavos entre 1831 y 1834 varían.

El historiador Harriet Martineau, reunió desde 1838 testimonios de habitantes de New Orleans sobre los esclavos que pertenecían a LaLaurie. Muchas personas notaban que estos esclavos estaban “inusualmente cansados y delgados”, sin embargo, en sus apariciones públicas Delphine siempre era amable con los negros y se mantenía al tanto de la salud de sus esclavos. Los registros judiciales de la época contenían notas de que los LaLaurie habían emancipado a dos de sus esclavos (uno llamado Jean Louis en 1819 y otro de nombre Devince 1832).

Pero también había rumores de que Delphine trataba a sus esclavos de una manera muy diferente cuando estaban en privado. Autoridades policiales visitaron la mansión en Royal Street en más de una ocasión para devolver a algún esclavo que se había desmayado intentado hacer alguna tarea. Un número considerable de los que habían intentado escapar y la mayoría de las veces, cuando eran devueltos, nunca más se les volvía a ver. La legislación vigente en aquella época en Nueva Orleans regulaba el trato entre esclavos y amos, prohibiendo que “esclavos de casa” recibieran castigos considerados crueles. Una amiga de Delphine, sin embargo, recordó que una de las criadas de la casa, una esclava, le rogó por ayuda, porque temía que LaLaurie la matara.

Varios testigos más recordaron historias que involucraban la crueldad de Madame LaLaurie. Un abogado amigo de la familia dijo que cierta vez había atestiguado cómo una esclava llamada Leah, de sólo 12 años, huía al techo de la casa aterrorizada diciendo que su señora pretendía arrancarle la piel. Mientras lloraba aterrorizada, Delphine la esperaba con un látigo jurándole que el castigo sería mucho peor si no se callaba inmediatamente. Cuando la niña se negó, su dueña tuvo que lanzarle piedras para obligarla a obedecer. La niña perdió el equilibrio y cayó rompiéndose el cuello. Furiosa, Delphine mandó a atar el cadáver de la niña en un poste y en seguida lo azotó repetidas veces. El pecado de Leah había sido jalar el pelo de la señora mientras le pasaba un cepillo para el pelo.

En otra ocasión, Delphine quedó insatisfecha con la comida servida a sus invitados ilustres a la mansión. Como forma de castigo, ordenó que los esclavos no fueran alimentados durante días, pero los obligaba a ver mientras la familia ingería sus alimentos. Cuando uno de ellos desmayó, Delphine mandó a que la pobre mujer fuera retirada, colocada en un ataúd y enterrada en el jardín. La preocupación de Madame respecto al supuesto robo de comida de sus esclavos se convirtió en paranoia. Ninguno de ellos podía comer nada sin que ella personalmente lo autorizara, muchos sufrieron horriblemente y languidecieron hasta morir.

Buenas fuentes también aseguran que Delphine llegó a ser procesada por malos tratos a nueve esclavos que trabajaban en una plantación de la familia. Supuestamente estos esclavos fueron vendidos a otra plantación, pero algunos dicen que nunca llegaron a su nuevo destino. Fueron asesinados en el camino y enterrados en los pantanos de Louisiana. Hay muchos otros relatos que cuentan desde maltrato a las criadas con látigos hasta esclavos cuyos dedos, manos y pies fueron cortados con una hoja de hacha por haber cometido faltas, como no pulir correctamente la platería de la casa.

El incendio de abril.






















El 10 de abril de 1834, se desató un incendio en la cocina de la mansión de Royal Street.

Los propietarios no se encontraban en el lugar y las autoridades fueron requeridas para combatir el fuego. En la cocina encontraron a una mujer negra de setenta años, la cocinera preferida de los Lalaurie, encadenada de las manos y tobillos. Más tarde, la anciana dijo que había iniciado el incendio como un intento de suicidio por temor a su dueña. Sus palabras fueron: “Tengo miedo de ser llevada a la última planta. Ninguno de los que han ido allí ha regresado.”

Una vez que esto se publicó en el New Orleans Bee, la población intentó entrar en la residencia para evacuarlos. Como nadie sabía dónde estaban las llaves, rompieron las cerraduras y se encontraron con “siete esclavos en un estado deplorable, algunos horriblemente mutilados… habían cadáveres colgados del cuello pendiendo de cuerdas, brazos y piernas cortadas aún presas de las cadenas y numerosos instrumentos de tortura dispersos por la cámara. Los esclavos confesaron que habían sido llevados a aquella cámara de horrores donde sufrieron horriblemente. Algunos habían estado allí durante meses“.



Uno de los primeros hombres en descubrir esta cámara de tortura fue el juez Jean-Francois Canonge, que más tarde dio testimonio de lo que vio en la mansión: “Había una mujer desnuda con un collar de hierro lleno de espinas prisionera a la pared por una cadena. Las abundantes heridas en la espalda evidenciaban el uso de látigos y hierros al rojo vivo. Una mujer contó que Madame Delphine acostumbraba a cortarla con una navaja y beber su sangre. A veces hundía sus manos y rostro en una vasija llena de sangre creyendo que así podría rejuvenecer“.

Canonge continuó su testimonio: “Una anciana negra tenía una herida profunda en la cabeza y estaba demasiado delgada como para hablar o caminar. Un hombre había sido castrado y la herida cosida con hilo, la lengua también se le había cortado para que no pudiera quejarse.”

Uno de los hombres de confianza de Madame LaLaurie al ser interrogado, confesó que la cámara de torturas había sido utilizada durante años y que su dueña se divertía casi a diario atormentando a sus esclavos. “Nada le daba más placer” contó.

Los espeluznantes y fríos relatos enfurecieron a la población y luego de que la casa fuera apedreada, una turaba armada con palos arrasó con todo, excepto con las paredes inferiores. La ropa y las joyas de la familia fueron saqueadas, los pasillos con sus muebles de lujo devastados y por casi nada la casa era enteramente quemada por la población. Una de las hijas de Delphine que se encontraba en la mansión fue atacada y si no fuera por la intervención de las autoridades habría sido linchada.


Los esclavos torturados fueron llevados a la prisión local, donde rindieron testimonio sobre todo lo que habían pasado. Las audiencias públicas fueron bastante concurridas – más de 4,000 personas según el New Orlean Bee, se presentaron a los procedimientos. 

Durante la audiencia, las personas se desmayaban conmocionadas por la nauseabunda narrativa al punto en que el sheriff decidió restringir la presencia del público.

El Pittsfield Sun, citando al New Orleans Advertiser dijo que semanas después del incendio y la evacuación de los esclavos, se empezaron a desenterrar cuerpos del patio trasero de la residencia. Ocho osamentas humanas completas fueron encontradas en el sitio donde los capataces de los LaLaurie dijeron haber enterrado los cadáveres en tumbas poco profundas. Como si este resultado no fuera terrible en sí mismo, otro capataz confesó que había muchas otras víctimas cuyos cuerpos fueron arrojados a un pozo seco en la parte trasera de la propiedad. Para agregar una nota aún más brutal a esta tragedia, cuando abrieron el pozo, las autoridades encontraron huesos de niños que habían sufrido torturas similares.

La huida de LaLaurie

Pero, ¿qué pasó con Madame Delphine después del macabro descubrimiento en su mansión?

La vida de los LaLaurie luego del incidente de 1834 no está bien documentada, hay poca información, en parte porque ellos mismos intentaron desaparecerla desesperadamente de circulación.

Tras el aterrador descubrimiento, Delphine y sus hijas habrían huido a la ciudad de Mobile, en Alabama, donde fueron protegidas por parientes lejanos. Allí, su esposo Leonard las abandonó por temor a represalias si continuaba con ellas. Delphine se quedó con los familiares durante unas pocas semanas, pero incluso estos temían a las acusaciones y no las querían cerca. A mediados de junio, temiendo ser descubierta, Delphine envió a sus hijas para que se quedarán con sus amigos y agendó un pasaje en un barco que la llevó a París.

Supuestamente LaLaurie tenía dinero en los bancos franceses, pero nunca se supo el tamaño de su fortuna. Lo que había en Louisiana se perdió para siempre. A pesar de estos, todavía tenía los recursos suficientes como para permitirse establecerse en la capital de Francia y mantener un alto nivel de vida. Sus hijas nunca se unieron a ella en Europa, afirmando que ya no querían tener ninguna relación con la “Bruja de Royal Street”

Las circunstancias de la muerte de Delphine LaLaurie no están claras. El historiador George Cable escribió una historia que se volvió popular afirmando que ella habría muerto en un accidente de caza en Francia. Habría sido asesinada por un jabalí furioso que la tiró del caballo y la embistió. Algunos afirman que regresó a los Estados Unidos y murió en San Francisco en la decadencia, pero nadie lo sabe a ciencia cierta. Sea cual sea la verdad, en la década de 1930, Eugene Backes, un enterrador de un cementerio en St. Louis descubrió una placa de cobre con la inscripción:

“Madame LaLaurie, née Marie Delphine Macarty, décédée à Paris, le 7 Décembre, 1842, à l’âge de 6-.”

Algunas personas dicen que el fantasma de Madame LaLaurie todavía se pasea por las calles de Nueva Orleans, pero en este caso, las supersticiones y las leyendas se mezclan con la realidad fabricando historias de miedo.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Un pacto satánico entre dos adolescentes horroriza a Estados Unidos - Noticas



La imagen era macabra. Tan cruel que retorcía el estómago. El cuerpo de Corriann Cervantes, una adolescentes de 15 años, había sido torturado hasta la desfiguración. La víctima fue golpeada, asfixiada y violada. Un destornillador clavado en la cabeza y la impresión de un crucifijo invertido en el estómago agregaban atrocidad a su martirio.

Un pacto satánico entre dos chicos estaba detrás del horror, que conmueve a Estados Unidos. "Lo que ocurrió fue sádico. Lo que a la larga ocurrirá en el Tribunal será que se hará justicia", indicó John Jordan, fiscal del condado Harris.

José Reyes, de 17 años, y un muchacho de 16, están acusados de ser los autores del crimen y enfrentan cargos punibles con la pena capital. Matar en forma atroz a Cervantes fue, según reconstruyeron los investigadores, "la forma de vender sus almas al diablo".

Reyes fue arrestado el domingo, entregado por sus padres, a quienes les había confesado parte de lo ocurrido. En tanto, el menor de 16 está detenido en un centro carcelario juvenil.

La pesadilla para Cervantes comenzó el 5 de febrero cuando fue convocada por los jóvenes -quienes, según reconstruyen las crónicas periodísticas locales, compartían escuela con la víctima- a un departamento, situado en el sureste de Houston.

Un cenicero, la tapa de un inodoro y la varilla de una persiana fueron los elementos usados para golpearla en forma repetida. Luego la asfixiaron y violaron en la soledad de la vivienda, que estaba desprovista de ocupantes y muebles.

Los investigadores aún no pudieron determinar si la chica falleció por los golpes que recibió en su cabeza, por estrangulación o por lesiones internas derivadas de la violación.

El cadáver fue hallado tres días más tarde, cuando un inquilino del edificio observó que la puerta del departamento estaba abierta.

El martes, Reyes se presentó en la Corte. Durante la audiencia confesó haber asesinado a Cervantes y sonrío a las cámaras de los canales de televisión que cubrían el caso.



FUENTE: Diario Clarin (13/02/2014)


Desaparece misteriosamente una laguna entera - Noticias



Justo a las afueras de una rústica villa, los niños pescaban en un tranquilo estanque repleto de peces y algas verdes rodeado de sauces mientras el ganado pastaba cerca de ahí.

Ahora, Rezak Motanic observa incrédulo lo que parece un cráter lunar gigante donde solía estar la laguna. Parece algo salido de una película de ciencia ficción: un socavón se tragó el agua, los peces y árboles cercanos. Todo.

“Me senté aquí apenas un día antes de que sucediera, bebiendo brandy”, cuenta Cemal Hasan. “Y entonces hubo pánico. Los peces saltaban y un enorme ciruelo fue arrastrado como si alguien lo hubiera enganchado”.

Los pobladores de esta remota villa al noroeste de Bosnia han estado en shock desde que el estanque desapareció hace dos semanas.

La laguna tenía unos 20 metros de diámetro y unos ocho metros de profundidad. Ahora, el “abismo’’, como los pobladores le dicen al cráter, tiene unos 50 metros de ancho y 30 de hondo, y sigue creciendo.

Los científicos dicen que no es inusual que estanques y pequeños lagos desaparezcan de pronto. Opinan que pudo desaparecer porque se secaron las corrientes subterráneas o por un cambio en el subsuelo debido a la irrigación agrícola.

Sin embargo, los pobladores de Sanica no asumen ninguna de las explicaciones científicas.

“Tal vez fue una cueva gigante que abrió sus puertas”, dijo Milanko Skrbic. “O un volcán”.

Otra teoría popular, una que los expertos rechazan junto con las otras propuestas por los lugareños, es que un pez pudo causar la explosión de una de las muchas bombas de la Segunda Guerra Mundial que se cree fueron lanzadas al lago por una anciana después de la guerra.

Otra espeluznante explicación dice que el dueño del estanque se lo llevó consigo cuando falleció hace un mes.

“Apenas días antes de que Hasan falleciera dijo: “me llevaré todo cuando muera”. Y eso fue lo que hizo’’, dijo Motanic. “Su hija lo vio caminar en el lago la noche en que murió’’.

Husein Nanic, por su parte, dijo que podía ser una señal de que el fin está cerca: “Todo tipo de milagros ocurren antes del día del juicio final’’.



FUENTE: Clarin 27/11/2013


La misteriosa desaparición del cráneo de F.W. Murnau director de "Nosferatu"



Las autoridades locales reportan la misteriosa desaparición de la calavera del director alemán F.W. Murnau (1888-1931), creador del gigantesco clásico del expresionismo de los años '20: Nosferatu: una sinfonía del horror (Nosferatu, eine Symphonie des Grauens), adaptación libre de la novela de vampiros de Bram Stoker: Drácula (Dracula).

Desde su prematura muerte en 1931, a causa de un accidente automovilístico antes de la premiere de su último film, Tabu, el cuerpo de W.F. Murnau fue enterrado en una parcela familiar en el cementerio de Stahnsdorf, Alemania, junto a sus hermanos.

En julio de 2015, un grupo de admiradores del director reportó a las autoridades locales que la tumba de W.F. Murnau había sido profanada.

En principio se hallaron restos de cera negra, tal vez producto residual de velas utilizadas en algún tipo de ritual satánico, justo debajo de la hermosa lápida diseñada por el artista Ludwig Manzel.

Restos similares que sugieren la presencia de ritos negros ya habían sido encontrados en otros cementerios asociados a los vampiros, por ejemplo, en el cementerio de Highgate.

Posteriores investigaciones arrojaron datos aún más escalofriantes.

La calavera de W.F. Murnau había desaparecido misteriosamente, sin dudas sustraída por los perpetradores de aquella misa negra, que en cierta forma recuerdan las viejas leyendas sobre cómo matar a los vampiros.

Recordemos que, en el año 2000, W.F. Murnau ya había sido vinculado a un caso de vampirismo, esta vez en la película: La sombra del vampiro (The Shadow of the Vampire), donde se lo retrata como un despiadado director de cine que utilizó a un vampiro real para interpretar al mítico conde Orlock.

 
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