jueves, 19 de mayo de 2016

Interferencia - Historias de terror y Creepypastas



Permítanme comenzar diciendo que esta es una historia real de mi infancia, si visitan la gran biblioteca en el centro de la ciudad de Nottingham y echan un vistazo a los registros de periódicos, encontrarán información acerca de los eventos que aquí se detallan.

Esta historia tuvo lugar hace unos quince o dieciséis años. En ese entonces solo tenía siete años de edad, y mi primo David nueve. Él se había quedado conmigo mientras su madre estaba de viaje asistiendo a un familiar enfermo. Como era hijo único yo no tenía muchos juguetes, y mi Sega Genesis estaba averiado, así que no teníamos muchas cosas entretenidas que hacer.

Nuestra rutina consistía en ver dibujos animados en la televisión por cable, seguido de David contándome historias de terror cuando se hacía de noche. Mi madre, queriendo que hiciéramos algo más activo, decidió comprar un par de walkie-talkies para que jugáramos con ellos. Nos lo pasamos muy bien ocultándonos en el bosque mientras que uno trataba de encontrar al otro mediante aquellos pequeños aparatos de comunicación. Sin embargo como eramos pequeños, no nos daban permiso de estar fuera hasta muy tarde, así que teníamos que regresar a las seis. Al llegar cenábamos y guardábamos los juguetes, excepto por los transmisores.

David dormía en la habitación para huéspedes y yo en la mía, por lo que se nos ocurrió mantenernos en contacto por los radioteléfonos hasta quedarnos dormidos. Fue entonces cuando lo escuchamos, alrededor de las once de la noche. Habíamos estado contándonos historias de terror por horas. De repente, mientras David me narraba el cuento de un monstruo que supuestamente rondaba el mismo bosque de aquí cerca, su voz se cortó y fue sustituida por el sonido de estática que los walkie-talkies usualmente producen cuando la persona que está transmitiendo suelta el botón que se utiliza para hablar. Esperé unos segundos a que David reanudara su historia, cuando oí un débil murmullo procedente del pequeño altavoz. «Qué raro», pensé. Se seguía emitiendo interferencia, pero definitivamente podía escuchar algún tipo de movimiento y voz del otro lado.

A continuación se pudo percibir un sollozo entre la estática. Esto era muy escalofriante para mí, así que me bajé de la cama y corrí al cuarto de David. Se encontraba sentado en la cama escuchando su transmisor también. El llanto se hizo más fuerte. «¿Qué es eso? —me preguntó —. Pensé que me estabas jugando una broma». Cuando le dije que no era así, su rostro se puso pálido. Apagó el suyo. El sonido aún se emitía por el radiotransmisor que sostenía en mi mano, por lo que era imposible que estuviera recibiendo aquel sonido del suyo. «Esto da miedo», dijo David. El llanto y los murmullos  parecieron escucharse más claramente entre la estática. Apagué el mío también y regresé a mi habitación.

Ideas de todo tipo se me cruzaron por la cabeza. ¿Tal vez estábamos recibiendo sonidos del más allá? ¿Tal vez mi walkie-talkie simplemente se había averiado y produjo sonidos extraños que parecían llantos y murmullos? Traté de no pensar en ello y me fui a dormir.

Fui despertado al día siguiente por un estallido que parecía provenir de la planta baja.
Bajé rápido por las escaleras, encontrándome con mi madre y mi primo mirando por la ventana del living hacia la casa de al lado. Una camioneta de policía estaba estacionada afuera y nuestra vecina, Jessie, era escoltada por varios oficiales. Iba gritando insultos e incluso trató de escapar en un momento, antes de ser esposada e introducida en la parte trasera de la furgoneta. Estábamos atónitos por lo que habíamos visto, y en general bastante confundidos. Jessie, nuestra nueva vecina, se había mudado recientemente con su bebé luego de que el anterior inquilino de la casa muriera por su avanzada edad. Había sido muy reservada, y ​​hasta donde sabíamos era muy tranquila, no parecía ser el tipo de persona que sería arrestada por algún motivo.

No fue hasta el día siguiente que nos enteramos de lo que había pasado cuando leímos el periódico. Jessie había asesinado a su pequeño niño, apenas un bebé, luego de ser supuestamente víctima de las horribles apariciones de un anciano que la había estado atormentado por semanas. Finalmente  perdió la razón. De todas formas esto no fue lo que más nos impactó. Lo verdaderamente escalofriante fue el hecho de que el walkie talkie para bebés, que se encontraba en la sala donde ocurrió el asesinato, estuvo encendido.

Mi primo y yo lo escuchamos todo.

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