martes, 9 de julio de 2013

La cosa en la ventana - Historias de terror


Ha estado aquí por casi una semana.
La cosa en mi ventana. Da la impresión de no tener rasgos, solo piel cubriendo lo que parece ser una cara humanoide.

De alguna forma se presiona contra la ventana. No sé cómo llegó aquí, ni cómo deshacerme de ella.

Al principio pensé que era una broma, un maniquí o muñeco que algunos idiotas dejaron para molestarme. Pero me di cuenta de algo: al salir de casa para intentar quitarlo no estaba. Me encogí de hombros creyendo que alguien lo había escondido mientras me dirigía hacia la puerta, pero al volver, allí estaba, en la maldita ventana; mirándome. Rodee la casa a toda prisa gritándole a los supuestos culpables que salieran; pero nadie contestó.

La cosa está desnuda, no tiene pelo, y de hecho tampoco parece tener ojos; mucho menos un rostro. Sin embargo al ingresar a la habitación, noto como su cabeza está enfocada siempre hacia mí. 

Me siento en la computadora y percibo su odiosa mirada perforando mi nuca. Pero cuando volteo para ver qué hace, observa inocentemente hacia otra dirección.

El jueves finalmente intenté abrir la ventana; desgraciadamente está atorada. Creo que las manos de aquella cosa la mantienen cerrada.

Fue en aquel momento cuando vi su verdadero rostro: sus ojos y boca se hallaban justo bajo su piel, presionando hacia afuera.
Me miró sonriendo. Por supuesto, grité.

Moví mi puño hacia atrás y golpeé el cristal; decidido a librarme de ese maldito monstruo mirón de una vez por todas. Sé que tenía fuerza suficiente. El vidrio debía haberse roto. Pero no lo hizo.
Tembló cuando lo golpeé, pero no se quebró.
La sonrisa de la Cosa se hizo más y más ancha, al grado que pensé que partiría su cabeza en dos.

La criatura entonces levantó su propia mano y golpeó la ventana con la palma, imitándome. Acto seguido vi una pequeña grieta en aquel lugar donde asestó el golpe, retrocedí asustado. De ninguna manera quería a esa monstruosidad en el mismo cuarto donde estaba. Así que conseguí cinta de aislar y comencé a cubrir la ventana.

No podía mirar aquella “cosa” directamente, y saber que estaba ahí observándome con su rostro deformado. Sin embargo no pude evitarlo. Lo miré rápidamente. Solo una ojeada. Estaba enojado.

La sonrisa era ahora una mueca de odio llena de dientes. La piel se había desgarrado sobre su boca y ahora podía ver su cavernosa garganta. Un rugido amenazador sacudió la casa y la pequeña grieta comenzó a crecer como hielo quebradizo rompiéndose. Quité la cinta de aislar lo más rápido que pude, el sonido se detuvo; la piel rota de la Cosa comenzó a sanar de nuevo y volvió a sonreír.

Ya es de noche, no hay ruidos, ni rugidos, nada de vidrios rompiéndose.
Todo permanece en calma.

Puedo sentir sus garras sujetando la parte posterior de mi silla. Oigo su piel rasgándose mientras sonríe.

Me está mirando mientras escribo.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Este es uno de mis creepypastas favoritos <3

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