miércoles, 1 de marzo de 2017

La historia de Bedlam "La casa de los Locos" (Hospital Psiquíatrico) - Artículos y Lugares misteriosos



Comenzó inocentemente, como una institución de caridad. Pero con el tiempo, Bethlem Royal Hospital conocido popularmente como Bedlam, se fue transformando lentamente en uno de los peores lugares en el mundo entero.

El Hospital Real de Bethlem fue fundado en 1247 pensado como sede del priorato para las hermanas y hermanos de la Orden de la Estrella de Bethlehem.

Abrió originalmente en Bishopsgate, Londres. Su objetivo original era recaudar dinero para ayudar a la Iglesia de los cruzados. Los sacerdotes lograron construir el edificio, y donaron las monedas recogidas a los más pobres de la ciudad. Unos años más tarde se transformó en un asilo psiquiátrico, cuando los monjes notaron una gran cantidad de locos sin hogar en las calles de Londres.

En esa época, nadie entendía demasiado de psiquiatría. Las personas que tenían condiciones que hoy normalmente conocemos como depresión, demencia, esquizofrenia, epilepsia, ansiedad, problemas de aprendizaje, y otras enfermedades mentales, eran alojados juntos y todos recibían el mismo tratamiento administrado por los monjes, que incluía castigos diarios y enseñanzas de las Escrituras. La dieta era una combinación de vegetales y cereales. Si observamos los registros de inventario podremos ver claramente que los religiosos compraban cadenas, candados, esposas y dispositivos utilizados para el tratamiento de enfermos mentales de la época.

Los monjes fueron sustituidos en 1370 por el rey Eduardo III. Las personas que nombró en su lugar eran conocidas como “Los guardianes”, y tenían poca o ninguna experiencia en tratar enfermos mentales y menos aún en trabajar en un hospital. En 1403, el tesorero del hospital Pedro Taverner fue declarado culpable de robo y malversación de fondos. En ese momento, el hospital ya era conocido como Bedlam (En inglés “casa de locos”).

Cuando la ciudad de Londres se hizo cargo de la dirección del hospital en 1546, los Gobernadores de Bridewell designaron sus propios guardianes. Las cosas ya estaban mal pero se pusieron mucho peor a partir de ese momento. Después de una inspección en 1598, el hospital fue considerado “No apto para ser habitado por seres humanos”, además de “Sucio y repugnantemente mantenido.” Para ese entonces el recinto contenía 21 pacientes que habían sido encerrados durante casi una década. Uno de ellos había estado allí por más de 20 años.

El Rey James I nombró a Helkiah Crooke para administrar el hospital. Crooke fue fiel a su nombre (Fraudulento en Inglés). Malversó dinero, robaba a los pacientes y tomaba las donaciones de caridad para sí mismo. Lo que no se guardaba se lo vendía a los internos, y los que no tenían dinero para pagar morían de hambre.

El nuevo rey, Carlos I, ordenó una inspección de Bethlem en 1631. Se inició una investigación cuando se determinó que la mayoría de los pacientes probablemente iban a morir de hambre. Crooke fue despedido dos años más tarde. Carlos I puso un nuevo sistema que incluía un médico, un cirujano y un boticario.

El hospital se cerró en 1667 y reabrió en un nuevo edificio en Moorfields. Este nuevo hospital era muy grande y costoso, se hizo conocido como el “palacio de los lunáticos“. Después de tan sólo 13 años, se abrió al público como atracción turística, aun cuando había enfermos mentales dentro.

Sí, el edificio era más lindo, pero eso era todo. Los pacientes todavía eran tratados cruelmente en este hermoso palacio, considerados como prisioneros en lugar de personas enfermas. Estaban desatendidos, muertos de hambre y encerrados en aislamiento. A los visitantes del hospital, se les permitía interactuar con los pacientes, y los visitaban casi como si estuvieran viendo animales en un zoológico.

Turistas de todos los barrios de Londres daban monedas a los internados para animarles a cantar canciones y bailar. Algunos de los pacientes se vieron obligados a cumplir en contra de su voluntad.

Los visitantes no eran supervisados. Bebían alcohol y caminaban entre los pacientes sin restricciones. Las vacaciones atraían grandes multitudes ruidosas en búsqueda morbosa por ver a los “locos”. Un escritor que vivía en Londres en esa época dijo que Bethlem era “Un paseo de holgazanes y ladrones”.

Un nuevo director llegó en 1795, John Haslam. Él aseguraba poder curar la locura, y practicaba su propio tratamiento en los pacientes. Eran golpeados severamente hasta que pudieran comportarse de la manera que él exigía. Su enfoque terapéutico involucraba una dominación completa. Los pacientes recibían baños de agua fría y eran obligados a sentarse en columpios para terapia de rotación.

El cirujano jefe en ese momento era Bryan Crowther, contratado por el propio Haslam. Crowther comenzó sus propios experimentos en el depósito de cadáveres, diseccionaba cuidadosamente los cerebros de pacientes muertos. En ese momento, este tipo de prácticas eran ilegales.

En 1814, un extraño visitó el hospital y vio las condiciones deplorables en las que estaba. Encontró pacientes encadenados a las paredes, desnudos y desnutridos. Un ex infante de marina, estaba atado a un arnés con una cadena que era controlada por el personal. El hombre había estado atado entre nueve y doce años hasta ese momento.

Bocetos del interior del hospital fueron publicados en el periódico, forzando otra indagación. Se convertiría en la mayor investigación sobre un asilo en la historia. Tanto Haslam y su cirujano jefe fueron despedidos.

En un esfuerzo por renovar Bethlem una vez más, un nuevo edificio fue construido en 1815 en St. George’s Fields. Todos los pacientes fueron trasladados al nuevo edificio que no era lo que parecía ser. La calefacción no funcionaba y las condiciones pronto empeoraron a medida que llegaban más pacientes. Nuevos edificios fueron construidos en los últimos años porque la demanda de habitaciones iba en aumento.

Las cosas cambiaron cuando el Médico Residente William Hood se hizo cargo en 1852. Sus técnicas terapéuticas promovían un ambiente pacífico y tranquilo. Trajo revistas y artesanías para mantener a los pacientes ocupados. Incluso se celebraban bailes mensuales donde los pacientes podían mezclarse con el personal y los visitantes, pero ya no de una manera extraña y espeluznante. Bethlem dejaba de ser, poco a poco, el peor hospital del mundo.

Un nuevo edificio fue adquirido en 1926, y toda la operación se trasladó a Beckenham en 1930. Bethlem permanece aquí hasta nuestros días luego de casi 800 años. Un museo fue abierto en 1970 que muestra obras de arte de los pacientes y los archivos de la historia del hospital. Bethlem sigue prestando atención psiquiátrica.

Los días de encadenar de los pacientes a las paredes y matarlos de hambre ya terminaron aunque al hospital todavía se lo conoce como Bedlam, La casa de los Locos.


FUENTE:
-www.historiasreales.net/peor-hospital-psiquiatrico-del-mundo/
-www.bbc.com/mundo/vert-cul-38517703

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