miércoles, 6 de abril de 2016

Robert el Muñeco Maldito - Artículos


Mucho más que una leyenda urbana

Desde hace algún tiempo se rumorea que las películas de Chucky, el muñeco asesino, se basaron en parte en el caso del Muñeco Robert, que actualmente tiene más de 100 años. A primera vista Robert es solo un muñeco de trapo, que representa en tamaño real a un pequeño niño marinero, que viste de blanco y lleva un osito bajo el brazo. Sus ojos son negros, pequeños e inexpresivos, carentes del realismo que usualmente se ve en las muñecas embrujadas; sin embargo, algo habita en Robert, y eso ha hecho que su presencia siembre el terror en cada inocente familia que ha tenido el infortunio de poseerlo, pues nunca faltó quien afirmara que Robert se movía, que estaba vivo...

El Muñeco Robert (conocido también como "Robert el Muñeco Embrujado", "Robert el Muñeco Maligno", "Robert el Muñeco Poseído" o "Robert el Muñeco Encantado") tuvo como primer propietario a un talentoso artista y escritor de Key West: Robert (Gene) Eugene Otto, quien lo recibió de manos de un sirviente nativo de las Bahamas versado en el vudú y la magia negra (esto ocurrió en 1906, cuando tenía apenas seis años). Según los rumores, la familia de Otto (Robert Eugene Otto) maltrataba a una pequeña niña sirvienta emparentada con el sirviente que sabía de vudú, de modo que El Muñeco Robert fue una venganza disfrazada de regalo, pues supuestamente estaba embrujado y hasta contenía cabello real (conseguido cuando el chico se cortaba el pelo en casa) del propio Otto.

Pese al hechizo, el muñeco tenía aspecto amable y pronto consiguió el cariño de su joven dueño, que lo bautizó con su primer nombre y, según cuentan, lo llevaba casi siempre con él. De hecho, esta amistad llegó a tanto que los padres de Otto (a quien llamaban por "Robert", pues era su primer nombre) le pusieron al juguete "El Muñeco Robert", a fin de evitar confusiones con su hijo.

El principio del horror

Los padres de Otto señalaron que a menudo le oyeron hablar con su muñeco. Pronto comenzaron a escuchar que Robert respondía en las conversaciones, e inicialmente creyeron que Otto estaba simplemente cambiando su voz; pero, cuando los vecinos dijeron haber visto al muñeco moviéndose solo desde una ventana a otra cuando no había nadie en la casa, llegaron a sospechar que el muñeco  estaba vivo. Robert no se apartaba del lado de Gene. Incluso tenía su propio lugar en la mesa familiar. Sin embargo, a pesar del cariño que Otto seguía teniendo por su muñeco, los poderes de éste se volvieron más intensos y... aterradores. Así, la familia del pequeño reportó que el muñeco emitía una risita aterradora, que se movía al no haber nadie cerca; y que en algunas ocasiones, en medio de la noche, escuchaban gritar a su hijo y al entrar al cuarto, encontraban los muebles volteados y al niño (asustado) en la cama junto con Robert, diciendo que éste había causado todo el desorden. La familia de Otto y sus vecinos no eran las únicas personas que presenciaban las extrañezas del muñeco, pues varios invitados juraron que, al mirar a Robert, éste había cambiado de expresión e incluso parpadeado. De hecho, algunos huéspedes terminaron por finalizar sus visitas únicamente porque el muñeco los había asustado, aunque esto también se dio con trabajadores, como un fontanero que salió corriendo después de que vio al Muñeco Robert, luego cuando volvió a trabajar, no resistió la tentación de mirarlo y se encontró con que éste le hacía una mueca burlona y malvada.

Otto crece pero Robert se niega a salir

Cuando Otto perdió a sus padres, él y su esposa heredaron la casa familiar. En el momento que estaban instalándose (Otto se había ido a vivir a un sitio alquilado), encontraron al Muñeco Robert en el ático de la vivienda. Apenas descubierto el muñeco, la esposa de Otto se quejó de haberlo visto cambiar de expresión. En ese mismo instante le pidió a su marido que lo encerrase bajo llave, pero este se negó y dijo que el muñeco debía tener su propia habitación desde la cual pudiese ver la calle...

Quizá, la decisión anterior se basaba en el miedo, pues hay que recordar que solo Otto había conversado con Robert. Sin embargo, el muñeco siguió produciendo fenómenos paranormales logrando finalmente el hartazgo de su dueño que lo encerró en el ático, pero incluso así el muñeco continúo causando hechos atemorizantes, al punto de que algunos huéspedes afirmaron escuchar pasos y movimientos en el piso de arriba, e incluso risas demoníacas, cosas que tomaban más fuerza con el testimonio de inquilinos desconocidos que timbraban solo para informar que habían visto moverse un muñeco en la torreta del ático.

Posteriormente, el rumor del muñeco maldito corrió y, los niños que transitaban por ahí terminaron adoptando el hábito de no ir por la calle que daba a la casa de Otto, ya que contaban que Robert les hacía gestos burlones... Por su parte, el dueño afirmaba que en algunas ocasiones el muñeco aparecía en la mecedora de la planta baja, cuando se había cerciorado que había sido colocado en su lugar habitual (el ático) y también que su esposa no le estaba jugando una broma. Este hecho ocurrió reiteradas veces confirmando la extrañedad del caso.

La muerte de Otto

En el año 1974 Otto falleció y su esposa Anne, guiada por una mezcla de respeto y temor, no quemó al Muñeco Robert, sino que lo metió en un baúl con llave, en el lugar establecido para él (osea el ático de la casa), que para aquel entonces ya se conocía como la Casa del Artista, gracias a la fama del difunto Otto.

Ahora bien, tiempo después una familia de tres integrantes (padres e hija) se mudó a la morada en cuestión (la casa del fallecido Otto), cuando descubrieron al Muñeco Robert, la niña pequeña, que en aquel entonces tenía solo 10 años, quedó fascinada y le tomó cariño, queriendo conservarlo.

Otra vez la historia del lobo disfrazado de cordero se repitió, pues primero la pequeña simplemente informó que, sin explicación alguna, las muñecas que estaban cerca de Robert habían aparecido decapitadas... ¿había sido él? Sí, y eso lo supo poco después. Sus padres la empezaron a escuchar gritar por las noches, ya que El Muñeco Maldito se movía por la habitación e intentaba atacarla... sabían que algo extraño pasaba, aunque la versión del muñeco viviente no acababa de convencerlos; sin embargo por simple prevención, encerraron a Robert en el ático después de que encontraran al perro de la familia fuertemente atado con cable en la sala de estar (sería improbable que su hija lo hubiese hecho conociéndola, tendría que haber perdido la cabeza para maltratar a un animal de esa manera, y tampoco es probable que su perro se hubiese dejado  hacer eso sin oponerse, sin dudas no era propio de su pequeña niña). Como se ve claramente, esto hizo que tuviesen fuertes sospechas, aunque aún no estaban plenamente convencidos de que Robert tenía vida. Los años pasaron y su hija, ya convertida en una mujer adulta, continuaba afirmando que Robert se movía y era malvado...

Una fama imperecedera

Actualmente, la Casa del Artista es una panadería bastante popular donde se venden desayunos y se realizan tours de fantasmas por la ciudad. De hecho, la fama de Robert fue tal que Discovery Channel filmó un episodio de "¿Lo pueden creer?" en la casa en que alguna vez vivió el primer dueño del muñeco maldito. En dicho episodio, se reportó que, dentro del ático donde solía estar Robert, el fantasma de Anne había sido visto, aunque con la bella apariencia que tenía cuando usó por vez primera el traje de novia con que se manifestaba ahora espectralmente... Aparte de Discovery Channel, también filmaron allí William Shatner y Travel Channel.

En cuanto al Muñeco Robert, hoy en día se encuentra en el Museo Martello, aunque ocasionalmente sale para ser grabado o fotografiado, casi siempre permanece en su recipiente sellado de plástico, y aún sigue asustando gente. Muchos miembros del personal del recinto han reportado cosas inusuales, y un ejemplo fantástico es el caso de uno de los trabajadores el cual se encargaba de abrir y cerrar el museo. El hombre encontró todas las luces prendidas luego de cerciorarse de haber cerrado el lugar y haber apagado todas las luces. Por supuesto nadie entraba antes que el. Y también se había percatado de que Robert estaba en una posición diferente dentro de su caja, y sus pies tenían polvo fresco, como si hubiese caminado por aquel sitio... Adicionalmente, los visitantes del museo han reportado experiencias raras, como golpes en el cristal o parpadeos del muñeco. De hecho, tal es su reputación de maldito, que se rumorea que nadie debe fotografiar a Robert sin su permiso: hay que pedirlo y, si Robert mueve ligeramente la cabeza hacia abajo, entonces se prosigue, pues en caso contrario lanzará una maldición sobre el hozado y sus familiares.

Bien se ve que la gente continúa temiéndole, la mayor muestra de eso son las numerosas cartas que cubren las paredes del museo, solicitando que Robert sea exorcizado para que deje de estar maldito...


FUENTE: Este artículo fue extraído de pasarmiedo.com, el mismo es mayoritariamente una traducción de una publicación realizada en la web altereddimensions.net

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