martes, 10 de noviembre de 2015

Una casa del terror para recrear leyendas urbanas porteñas - Noticias



Una fábrica abandonada de Saavedra es el portal hacia un universo desconocido: "la Zona Paranormal". Aquel que osa adentrarse en este aterrador laberinto, se topa con espíritus sin paz. El encuentro con ellos es propiciado por la cervecera Quilmes, que para celebrar sus 125 años de historia armó una casa del terror. Para hacerlo convocó a Blumhouse, la productora de Jason Blum, responsable de la saga de filmes Actividad Paranormal y que aquí creó una experiencia basada en leyendas urbanas porteñas.

La fábrica en desuso está detrás del shopping DOT y, hasta hace 15 años, pertenecía a Philips. En ese galpón construyeron una serie de pasadizos que conducen a diez espacios, donde el público debe interactuar con tenebrosos personajes. El paseo se habilitó el 21 de octubre y seguirá hasta el 20 de este mes. Cada día lo recorren 430 personas, que se inscribieron a través de www.quilmes.com.ar.

“La cerveza Quilmes estuvo lista para ser lanzada el 28 de octubre de 1890 y, por una razón que no conocemos, esperaron hasta el 31 para servir el primer chop –cuenta Alejandro Verger, director de marca de Quilmes–. Nuestro aniversario coincide con la Noche de Brujas. Y una tradición europea del siglo XII vincula a esta noche con la cerveza, porque era cuando las almas buenas se iban al cielo y las malas se quedaban en las casas. Para ahuyentarlas, los jóvenes cantaban en las puertas y la gente los retribuía con cerveza y torta”.

Para ingresar a la "Zona Paranormal", hay que esperar en un bar de época, donde sirven cerveza. Algunos parroquianos son zombies. Cada tanto, alguno golpea con fuerza un chapón para sobresaltar a los distraídos. “Mi técnica para asustar es gritar muy fuerte y tomar a la gente desprevenida. Algunos vienen más predispuestos que otros”, confía el actor Jonás Elfen.

Una carta de tarot sirve como pasaporte para iniciar el recorrido. Un demacrado hombre de bombín va llamando a quienes tienen la misma carta. “¡El Colgado!”, “¡La Justicia!”, convoca. “No interrumpan a los espíritus con sus comentarios graciosos”, advierte. Y abre una puerta que conduce a un tubo de tela. Más allá del pasadizo, se oyen sonidos guturales, aparecen manos, algún fantasma manotea una pantorrilla. Y todos gritan.

También aguardan los espectros. Tres de ellos están inspirados en personas reales, que tuvieron un trágico final en Buenos Aires. Como la dama de blanco, que cuenta: “Antes de morir estaba a punto de casarme”. “¡Te salvaste!”, le dice un hombre del público. O David Alleno, el cuidador del cementerio de la Recoleta que ahorró para comprarse una parcela y construir su bóveda. Cuando la terminó, se suicidó. Y aparece Rufina Cambaceres, la joven que, dicen, sufrió un ataque de catalepsia y fue enterrada viva. El día de la tragedia, cuenta su alma en pena, se había enterado de que su novio le era infiel con su madre. “Eso no se hace”, empatiza una mujer. “No, eso no se hace”, coincide el espíritu.

“Blumhouse y la producción local se juntaron para ver cuáles eran las leyendas locales, para hacer algo bien argentino dentro del género del terror”, dice Verger. “Elegimos tres leyendas porteñas. La idea es que la gente se encuentre con los espíritus y escuche su lado de la historia”, explica Katrina Lebedeva, de Blumhouse.

“El lugar está muy bien armado. Y no sabíamos que algunas historias eran reales”, comentan Canela Visconti, de 20 años, y su novio Alan Zárate, de 22. “Vinimos porque nos fascina todo lo que sea de terror. Y nos asustamos”, confiesa Agostina Lietti (20). Su hermana Carolina agrega: “El recorrido es muy cerrado. Te da impresión de que te vas a quedar ahí, sola”. Al final, hay otro bar para que los visitantes se repongan del susto. Por supuesto, lo hacen, encontrándose alrededor de una rica cerveza.


Fuente: Diario Clarin 08/11/15


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