martes, 6 de octubre de 2015

Un siniestro episodio "El suicidio de Calamardo" contado por un interno de Nickelodeon - Historias de terror

Fuí interno en Nickelodeon Studios durante el 2005 para obtener mi título en animación. No recibía un sueldo, de hecho la mayoría de las pasantías no son pagas, pero tuve algunas experiencias más allá de la educación.

Los adultos no lo ven como un buen empleo, pero la mayoría de los niños mueren por estar ahí. Como trabajaba con editores y animadores, me tocaba ver los capítulos nuevos antes de que salieran al aire. Iré al grano sin dar muchos detalles. Acababan de hacer la película de Bob Esponja y el staff entero estaba falto de creatividad, así que les tomó mucho tiempo iniciar la siguiente temporada. Sin embargo, el retraso duró más por algunas razones perturbadoras que contaré a continuación:

Hubo un problema con el primer episodio de la temporada que demoró por meses a todo el equipo y el proyecto en cuestión. Otros internos y yo estábamos en el cuarto de edición junto con los animadores principales y los editores de sonido, listos para hacer el corte final. Recibimos una copia de lo que se suponía era "Fear of a Krabby Patty" y nos reunimos alrededor de la pantalla para ver. Ahora, dado que no era el corte final, a veces los animadores ponen un título falso en tono de broma, un chiste interno como "no funciona el Sexo" en lugar de "Rock-a-by-Bivalbe" cuando Bob y Patricio adoptan una ostra, solo por poner un ejemplo.

Nunca fue nada en particular gracioso, pero siempre fueron chistes relacionados con el trabajo. Así que cuando vimos como título "Squidward\'s Suicide (el Suicidio de Calamardo)" no pensamos que fuera algo más que una broma mórbida. Uno de los internos incluso emitió una risa seca.

Comienza con la música alegre habitual.

Acto seguido vemos a Calamardo practicando con el clarinete, errando algunas notas como siempre. Luego oímos a Bob riéndose afuera; por lo que Calamardo se detiene y le grita que se calle, puesto que tiene un concierto esa noche y necesita practicar. Bob obedece, y se va a ver a Arenita acompañado de Patricio.

La splash screen de burbujas aparece y entonces vemos el final del concierto de Calamardo.
Aquí viene la parte donde todo se pone raro.

Mientras toca, algunos cuadros se repiten, aunque el sonido se mantiene lineal (esto da a entender que esta hecho a conciencia y que no es producto de una falla técnica) terminando como si nada hubiese pasado. Hay murmullos en el público antes de que comiencen a desaprobar la performance.

No eran abucheos comunes en el show, se podía escuchar malicia en ellos, tenían un grado de expresividad excesivamente perversos (y desde luego era en tono serio), algo poco usual en una serie para niños.
Calamardo estaba de pie, nervioso y viéndose asustado. La imagen cambia, esta vez hacia la multitud; Bob Esponja que está en el centro también abuchea, comportándose muy diferente a como lo hace siempre.

Lo más raro de todo, es que los ojos de aquellos personajes eran híper realistas, muy detallados. Claramente no eran recreados queriendo simular ojos humanos reales, pero presentaban características particulares que lograban un efecto de compenetración llamativa. Las pupilas rojas encerraban un halo siniestro en la mirada fría de los espectadores.
Algunos nos observamos confundidos entre sí pero como no éramos los guionistas, nunca nos preguntamos cómo le atraería eso a los niños.

La toma cambia, Calamardo se sientá en la orilla de su cama y se lo ve muy mal.
Por su ventana se vislumbra la noche, dando a entender que es poco después del concierto. Lo curiosamente aterrador es que en este punto no hay sonido. Ni siquiera el ruido de los speakers en la habitación, aunque estaban trabajando perfectamente.

Calamardo solo estuvo ahí, sentado y parpadeando en silencio durante unos 30 segundos aproximadamente, entonces comenzó a llorar. Sonaba lo que parecía una pequeña brisa a través de un bosque. Luego se cubrió la cara y continuó derramando lagrimas en silencio por un minuto, mientras el audio comenzó a intensificarse de a poco.

La camara se acerca a su rostro muy despacio. Su sollozo se vuelve más fuerte, lleno de dolor e ira. La pantalla se deforma, como si se doblara sobre sí misma por un segundo antes de volver a la normalidad. El leve sonido de viento se vuelve más severo, como si se tratara una tormenta.

Lo realmente espeluznante de esta resonancia y el desconsuelo de Calamardo es que sonaba demasiado real, como si los parlantes fueran agujeros y existiera otro plano tras ellos. Como si tales sonidos fueran originados en aquella sala del estudio.

Bajo ese ruido envolvente, una especie de risa comenzó a emerger en intervalos raros, nunca durando más de un segundo, dificultando el reconocimiento instantáneo de la carcajada (observamos esto dos veces, así que perdónenme si las cosas suenan muy específicas, pero he tenido tiempo para razonar sobre ellas). Luego de treinta segundos, la pantalla se puso borrosa, se torció violentamente y parpadeó, inmediatamente supimos que faltaba un frame en la animación. El editor principal pauso el episodio y rebobinó cuadro por cuadro.

Vimos algo horrible. Era la foto de un niño muerto, de no más de seis años de edad. Su cara estaba deformada, ensangrentada y un ojo colgaba de su cavidad orbitaria. Estaba en ropa interior, con el estómago abierto y las entrañas yaciendo a su lado en el pavimento de, probablemente, algún recóndito camino.

Una de las cosas que nos llamó la atención fue la sombra proyectada del fotógrafo sobre el piso donde se hallaba el cadáver.
No había cinta del crimen, no había evidencias o marcas, y el ángulo era extraño, como si aquel sujeto fuera el culpable de tal terrible acto y registrara aquella imagen ocultando ciertos detalles fundamentales en una posible investigación policial. Estábamos mortificados por supuesto, pero seguimos, esperando que fuera una broma torcida y enferma.

La pantalla regresó a Calamardo, que continuaba llorando incluso más fuerte que antes. La toma era de medio cuerpo.

Ahora, había sangre corriendo por su rostro, saliendo de sus ojos; los cuales estaban dibujados de forma hiper-realísta (al igual que el público anteriormente), como si al tocarlos, pudieses mancharte de sangre. El viento ahora sonaba como un huracán a través de un bosque; incluso con sonidos de ramas rompiéndose.

La risa, un barítono profundo, ahora duraba más y era más frecuente. Tras 20 segundos, la pantalla volvió a deformarse para mostrar una imagen de un solo cuadro. El editor dudó en repetirla, pero sabíamos que debía hacerse.

Se trataba de la fotografía de una niña pequeña, no mayor al niño de la primera. Estaba tirada sobre su estómago con un charco de sangre a su lado. Su ojo izquierdo también había sido extraído, y tenía ropa interior. Sus entrañas se encontraban desparramadas en su espalda, saliendo de un corte. De la misma manera que en la primera foto, el cuerpo se hallaba tirado en la calle y se podía observar una sombra similar en tamaño, forma y complexión. Todo indicaba que pertenecía al mismo fotógrafo.

Casi vomito. Una empleada interna salió corriendo. Sin embargo el show continuó.

Luego de cinco segundos tras la foto, Calamardo se calló y el sonido intenso de llanto, viento y efectos irreconocibles cesó hasta quedar absolutamente en silencio, como cuando empezó el episodio. A continuación retiró las manos de su cara y sus ojos sangraban, inyectados de sangre, se podían divisar las pequeñas venas que se entrecruzan en el globo ocular. Solo miraba la pantalla, como si intentase conectar con el espectador (les aseguro que realmente parecía estar observándome). Luego de 10 segundos, comenzó a sollozar, esta vez sin cubrirse los ojos. El sonido era agudo, fuerte y mezclado con gritos. Lágrimas y más sangre escurrían por su rostro como un torrente.

El rugido del viento volvió junto con la macabra risa, y esta vez la fotografía duró más cuadros.

El animador detuvo el episodio una vez más y retrocedió. Se podía contemplar un niño de edad similar a los anteriores, pero esta vez había algo distinto.

Las entrañas salían del estómago, sostenidas por una gran mano; el ojo derecho, al igual que en las anteriores fotos, estaba arrancado y colgando repleto de sangre. El animador procedió a reproducir la pequeña cantidad de cuadros lentamente pero de forma continua y entonces me quebré. Vomité en el piso; los animadores y editores miraban horrorizados la pantalla.

En aquella secuencia se pudo apreciar como la mano levantaba pausadamente las tripas, vimos los ojos del niño enfocándose en ella, y parpadear los últimos dos cuadros. El editor principal de sonido pidió interrumpir la reproducción del episodio para llamar al mismísimo creador de la serie. El Señor Hillenburg arribó quince minutos después, confundido y sin saber porqué lo habían convocado, así que el editor siguió con el capítulo.

Una vez que terminaron los cuadros, Calamardo reapareció contemplando a cámara, pero esta vez sosteniendo una escopeta. La toma se abrió, y una voz dijo "HAZLO".

Inmediatamente el personaje pone el arma en su boca y jala el gatillo. El muro tras él acaba salpicado por sangre espesa y materia gris realista. Calamardo sale despedido hacia atrás con fuerza.

Los últimos cinco segundos muestran su cadáver de costado sobre la cama y su ojo izquierdo cuelga de lo que queda de su cabeza. Reposa inerte mirando fijamente el suelo.

El episodio acaba y el señor Hillenburg furioso exige saber qué demonios está ocurriendo. Muchos dejaron la sala en ese momento, así que solo unos cuantos de nosotros repetimos el episodio para analizar los detalles. Ver aquel capitulo una segunda vez solo sirvió para que se grabara en mi mente. Las pesadillas no tardaron en llegar. Siento mucho haberme quedado.

La única suposición a la que llegamos es que el archivo fue editado por alguien en la cadena desde la sala de dibujo. Llamaron al CTO para que indagara el caso. El análisis del archivo muestra que grabaron material encima. Mediante exhaustivos interrogatorios y un minucioso examen del estudio de animación no se pudo hallar indicios del culpable.

La investigación de las fotografías no arrojo más datos interesantes que lo que ya estaba a la vista. No se pudo identificar a ninguno de los niños, y la poca información que se pudo extraer del personal y material no sirvió para encontrar pistas relevantes.

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